El apoyo de Franz Liszt es importante, director musical de la corte de Weimar, pero la obra no se ve en Francia hasta 1890, por resistencia hacia sus temas bíblicos.
Es una ópera bonita de ver y escuchar pero sí que es verdad que el tema la hace dramáticamente un tanto limitada y escasamente emocionante. Un poco en la línea de "Nabucco", que no me gusta mucho o "Attila".
Montaje reciente del Metropolitan con un par de ballets y un impresionante templo de Dagon. Con Roberto Alagna y Elina Garanca.
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