sábado, 20 de agosto de 2011

INOCENTES CON MANOS SUCIAS

Última película del conocido como ciclo André Gènovès, con el que Claude Chabrol realizó sus películas más atractivas. Basada en la novela "The damned innocents" de Richard Nelly que no conozco, creo que ahí en ese original podrían encontrarse los defectos de estructura de ésta creo que fallida y excesiva película.

Empieza fantásticamente bien, con un turbio triángulo amoroso arquetípico del género negro. Te preguntas cómo lo va a subvertir en esta ocasión porque no te imaginas que vayas a ver lo mismo de siempre. Y bufff, al final parece preferible en ocasiones ver lo mismo de siempre.

La película no tiene cabida para giros interesantes. Hay un par o tres de giros bruscos, pero son muy previsibles, o peor aún, son los únicos posibles, y cómo decirlo, hacen que la película gire sobre si misma, no aportan nada sustancioso a la historia, nada que la enriquezca o la haga evolucionar.

Pero sí te creías que eras muy listo por adivinarlos, en la película aún hay alguien más listo que tú. Después de cada giro hay un par de policias que acto seguido, en la mismita secuencia siguiente, ya intuyen por dónde van los tiros. Se lo huelen por simple y llana inspiración mariana, con lo que acabas viendo lo mismo dos veces. Una visualizado y dos radiado en largos y pesados bloques deductivos.

El final sería como un último giro inexplicable, o pura impotencia para no dejar de sorprender al espectador a toda costa. Esta película la hace John MacNaughton, la llama "Juegos salvajes" y aún colocando muchas y más variadas sorpresas y saliéndole más entretenida la ponen a parir, será porque el erostismo grueso de Beverly Hills gusta menos.

Lo único atractivo de la película es la presencia de Romy Schneider, esa actriz a la que veía de niño hacer películas de princesitas que no me interesaban nada, y a la que descubrí haciendo de secretaria de Orson Welles en "El proceso" y de esposa desengañada para Visconti en "Il lavoro", el corto de "Bocaccio 70", y realmente descubrí a "otra actriz". Por no hablar de esa insignificancia titulada "La piscina", que es la película de la historia del cine donde sale más gente guapa por metro cuadrado.











2 comentarios:

  1. Me gusta la etapa Genovés... En serio, me gusta mucho Chabrol. Especialmente, el de este periodo. Es decir, cuando dejó atrás la nouvelle vague y su musa era Stéphane Audran y no Isabelle Hupert. Me gusta el mundo rural que retrata en esas películas, tan hichcockianas, pero, al mismo tiempo, tan francesas.

    Y adoro a Romy Schneider. Sin peros, sin pegas y sin recortes. Dicho esto, añadiré que no he visto “Inocentes con manos sucias”. Un vacío que llenaré en breve.

    Salucines

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  2. Me faltan muchos vacios por llenar de esa etapa, a la que con dos películas vistas también considero yo la más interesante de Chabrol: "La mujer infiel" y "El carnicero" me parecen sublimes y antológicos peliculones. La decepción que me supone esta película en particular está completamente aislada de lo que pienso de las otras dos que he visto. Y si Romy Schneider no saliera en ella probablemente ni la hubiera terminado, jeje.

    Saludos!

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