sábado, 26 de octubre de 2013

UNE SIMPLE HISTOIRE

Una obra de ésas en las que todo el mundo puede decir cosas parecidas, tal es la claridad de líneas y tal es su misterio que por mucho que se lean esos lugares comunes nadie que no la vea sabrá qué significan exactamente.
Mezcla de neorrealismo y nouvelle vague, o paso intermedio, Bresson, a mí me llegó a parecer casi Dreyer. "Una simple histoire" es quizás una de las películas más importantes de su década y del cine de Francia, a pesar de arrancar Hanoun al mismo tiempo que el celebrado arranque de Godard en el largometraje.
Se ha dicho mucho sobre de quién hereda sus formas, que parecen muy distinguibles, aunque al final su personalidad propia sea arrolladora, pero yo quiero destacar la mirada frontal, limpia, honesta y humanista de éste Hanoun, con una peripecia tan opresiva, tan angustiosa, ya sabemos de qué va esto y lo que le gusta a tantos directores apretar el acelerador y hacer añicos a sus personajes con un complejo de superioridad galopante, total, van a decir de ellos que hacen "retratos sin concesiones".
"Une simple histoire" se las ingenia para no acabar ni bien ni mal, y se decide desde el principio a no convertir en un miserable espectáculo la miseria. Ser persona y estar vivo siempre va a querer decir sobrevivir en potencia. La esperanza es inherente a la ausencia de muerte. No se trata ni de optimismo ni de complacencia en la negrura para hacernos pensar en lo lúcidos y lo listos que somos por darnos tanta cuenta de lo horrible que es todo.



2 comentarios:

  1. Planteas un tema interesante, ¿se puede vivir sin esperanza? Estoy convencido d que mucha gente sobrevive asi, con una esperanza, aun falsa, de que todo puede cambiar algun día, pero al que la vida no concede ni un momento de respido

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  2. ¿La vida no concede ni un momento de respiro?, ¿nunca?, ¿las esperanzas son siempre falsas? ¿siempre? ¿seguro?, creo que nos han martilleado demasiado con la "lucidez desesperanzada". Hay muchísmos dramas, pero no son todos, ni son siempre, ni muchas veces pesa sobre nosotros una sentencia definitiva. Fíjate que tiendo a ser más pesimista con nuestra sociedad y nuestro tiempo que con nuestras propias vidas y con el impulso y el deseo de vivir y la felicidad de estar vivo.

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