En ambas obras iniciáticas montajes cantados por Plácido Domingo con orquesta dirigida por James Levine, aunque entre los montajes de la de Puccini y la de Verdi que vimos a principios de año media la friolera de 37 años de relación profesional de estos artistas entre ellos, con un mismo escenario y su público.
1893 es la fecha del estreno de esta obra en la que intervinieron hasta seis libretistas, incluído el propio Puccini, basándose en una novela del abad Prévost, que tiene menos de 200 páginas y de la que daremos cuenta el 1 de abril.
Servidor suele respetar los entreactos de las óperas, incluso en casa, se levanta, se toma algo, a veces hasta come. Esta vez he visto los 130 minutos del tirón, tal es su magnífica estructura, su humor, la riqueza de la música, del diseño psicológico de sus personajes, esa Manon voluble, enamorada y materialista al tiempo, tan emocionantes los cuatro actos son sus enloquecedores cambios de escenario. Quién me iba a decir que comenzando en Francia iba a acabar por sublime sorpresa en un árido desierto de Louisiana.
Plácido Domingo y Renata Scotto lo bordan. No es la ópera más celebérrima de Puccini pero me ha encantado y me resulta un acicate incluso para revisar las ya conocidas.
Hay un detalle mágico en ella, no esta ópera, éste mismísimo montaje yo habría dicho que es el que van a ver en "Hannah y sus hermanas", una de mis películas favoritas, pero no, el conocimiento produce dolor, esa escena está rodada en el teatro Regio de Turín.
Manon volverá, cómo desconfiar del genio de un tal Jules Massenet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario