En los días de luna llena "El amor después del mediodía" les lleva de viaje por el placer y el terror del cuento...
Nunca debió despertar a la princesa. Jamás aquel beso
mágico debió darse. Transcurridos cién años que esperábamos? Que su corazón
seguiría latiendo? Ahora, ella, estaba despierta. Y él se escondía en las salas desiertas de este castillo
sepultado en el polvo. Se estremecía cada vez que le parecía oír el ruido... un
suave y aterrador roce de faldas en los pasillos.
***
El sujeto de hoy me parece más bien de la vieja. Un enamorado
lánguido. Los odio más que cualquier cosa. He vivido mil vidas de servidumbre
al lado de tantos hombres distintos, y de hombres como este. He aguantado sus
caricias, parido sus hijos a quienes siempre he sobrevivido, y aguantado dichas
vidas como largas agonías.
(El contacto de su
piel sombre mis mejillas me da arcadas.)
Era estúpida, estúpida... Demasiado tiempo acepté
aquellas vidas de miseria. Un dia me morí, y entendí que estaba maldita. Me despertaría de nuevo en esta tumba para el resto de la
eternidad , suspendida a los labios del siguiente, y a los del que vendría
después. Debería haber sido más fuerte. Continuar abrazada al vacío lo único
que me brindaba reposo. Pero ahora sí sé que hacer.
(Noto su
repugnante haliento sobre mi frente, su pulso que golpea con impaciencia a
través de sus dedos sobre mi cintura.)
Ahora, ya no soy tonta. Y puestos a ser despertada, los
pruebo. Me deleito con su asombro. Se percatan rápidamente sabéis. Se dan
cuenta de que nada debieron esperar de alguien que duerme desde hace cien años,
y cuando abro los ojos....
Ya no tengo alma, sabe usted? Ellos también lo ven. Si mi
boca impía me trae a la vida, mis ojos, ellos recuerdan a la muerte. A menudo
es suficiente. Con una mirada, entienden la inmensidad abismal de su error y huyen
ladrando. Entonces me levanto. Estiro mi cuerpo adormecido, despliego mi
vestido, y luego los encuentro. Siempre.
Ahora estoy cansada. A las de tres abro los ojos. Dentro
de poco me volveré a dormir. Mi consciencia vuelve. Porqué tuvo que despertarme otro? El
mármol está helado debajo de mi espalda. Mi nuca duele. El que me condenó
a esta infernal eternidad habría podido concederme una litera más mullida. Un
pequeño cojín satinado como forrado de ataúd. Perfecto para lo que soy, una
Muerta en espera.
Muevo mis ojos debajo de mis párpados, la luz ténue de mi
tumba me agrede. Debo estar dormida desde hace un rato. Intento tomar
noticias de mi cuerpo. Ningún dolor equivoco, no parece que me hayan visitado
recientemente.
(Le oigo respirar,
parece estar solo.)
Todo irá bien, he
conocido despertares peores. Mi leyenda circula desde hace tiempo ahora. Algunos iniciados saben
dónde encontrarme, y para ellos no soy una princesa.... Algunas veces recobré
la consciencia en momentos así. Cuando uno de ellos se olvida de que puede
hacerme de todo salvo besarme la boca. He podido ver lo que esos animales hacen
con mi cuerpo. Soy una bestia condenada en la tierra.
(dedos sobre mi
cadera.)
***
Me estremezco. Soy presa del espanto cuando oigo los
gritos procedentes del castillo. Es una cantinela a la cual nunca me
acostumbraré. Sin embargo en mis más remotos recuerdos... siempre he conocido
este sonido. Mi padre, su padre y los de más allá.
Nacimos con esta sensación de urgencia... esos alaridos
en la noche como una sirena macabra.
Hoy, no es ella quien grita. Es uno de ellos. He visto
(Dios me es testigo, o el diablo... su maldición debe ser contagiosa. Seguramente
yo también esté maldito, lo sé...)
He visto lo que hace de ellos. Ahora debe estar dormida. Y
me va a tocar limpiar.
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