(Me encanta el anuncio de Grand Marnier en un momento cumbre).
Les contaré que he experimentado un profundo sentimiento de felicidad viendo "L'argent" (Marcel L'Herbier, 1928).
Me ha transportado a siete veranos antes cuando descubrí "Spione" de Lang, para mí su mejor película muda, y no tanto porque tengan que ver (coinciden en la añada, primavera para Lang, día de Navidad para L'Herbier), sino porque ambas no solo son deslumbrantemente entretenidas en el mejor y más digno sentido de la palabra sino que son inagotables, de no cansarse de seguir la trama sin perder comba, de desear que no termine, y de mirar y volver a mirar detalles de su puesta en escena y aquí en particular de sus decenas de movimientos de cámara creativos, logrados, expresivos, que siempre dejan con hambre de más. O sea no solo es entretenida sino que además es entretenida.
No es desde luego L'Herbier un tapado, está en todos los libros de cine, pero los cinéfilos de clase media no lo teníamos en la órbita más inmediata. Ante el descubrimiento de semejante obra maestra habrá que tenerlo más presente en la agenda.
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