lunes, 18 de octubre de 2021

DUNE (2021)

 Desde luego no es que lo acabe de descubrir ahora pero cada vez queda más patente lo absurdo que es lo que pueda escribir o dejar de escribir aquí. Y tras días sin ver una sola película que han parecido meses más patente queda. Escribir es una diversión irrenunciable que en ningún caso puede entenderse en clave de recomendación o no. Todo el mundo sabe perfectamente lo que quiere y no quiere ver. Y a todo el mundo le influyen un sinfín de factores tan increíblemente subjetivos, que lo que se escribe o se deja de escribir aquí, para el común de los mortales, tiene poco menos que el valor de una moneda lanzada al aire. 

¿Por qué tanta justificación?, pues porque esta película me ha resultado un plomazo importante, una tortura inenarrable. ¿Dónde falla?, ¿cuál es el problema?, pues no sé, la verdad. En su propia esencia está el agotamiento, esa ciencia-ficción de diálogos mareantes y abudantes con infinidad de nombres y tribus imposibles, esa ciencia-ficción de conflictos contados con una frialdad de piedra. Esa falta de amor, de juego, de humor, de artificio. Esa solemnidad (sí, si, ya, que Solaris es en cambio un despiporre pero qué quieren que les diga).

Es verdad que no hay ningún gran atractivo cinematográfico que no me haya cansado ya a los diez minutos y que la música rallante de Hans Zimmer poco ayuda pero entiendo a pesar de todo que la película de Villeneuve simplemente es así y tampoco la veo una película equivocada o fallida sino una apuesta conscientemente estudiada que no es de mi interés. Tonto ¿a qué si?, pero ¿es verosímil que no se reconozca más a menudo?. Y ahora lo normal es que vayan ustedes al cine a ver "Dune" porque de hecho ya pensaban hacerlo. Y bien que hacen.



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