Vaya por delante que no he visto aún la celebrada opera prima de Mia Hansen-Love, "Tout est pardoneé" y que ésta la veo gracias a la labor de hormiguita genial de Paco Poch Cinema , a la que en un añito he visto traer dos películas espléndidas y de muy difícil salida como "Ne change rien" de Pedro Costa y "Caracremada" de Lluis Galter.
"La pére de mes enfants", de la que destripo abiertamente su clave central, no va ya tanto en esa línea de riesgo. Es un relato que puede llegarse a hacer espeso en algunos segmentos, con su descripción casi de informe pericial de la situación que lleva al protagonista a su punto de ruptura. Está inspirado en el suicidio del productor Humbert Balsan en el año 2005, que iba a producir la primera película de la directora, por lo que puede leerse fácilmente como una oda a la figura del productor arriesgado, alma de un buen trozo de pastel del mejor cine de autor-aunque paradójicamente sea el autor quien lo ensombrezca casi siempre. En un determinado momento se dice que el protagonista está produciendo a un cineasta psicopáta nórdico, en clara referencia a Lars Von Trier, al que le produjo "Manderlay".
Pero donde alza el vuelo es como exploración en el dolor de la familia que queda y su manera de seguir hacia adelante.
El resultado es algo desequilibrado entre esas sus dos facetas, la profesional y la personal, es mejor la personal, pero lo que perdura es que, apoyada en una excelsa dirección de directores, consigue emocionar con enorme sencillez.
Estoy básicamente de acuerdo en casi todo, y me gusta mucho la interpretación del actor protagonista, cuyo derrumbe controlado me parece muy bien llevado. De todos modos, la peli me enamora en un par de momentos, esas inquietantes visitas a una capilla templaria o a una iglesia italiana en que Gregoire demuestra su amor a la cultura y su apelación a fuerzas que no son de este mundo con metáfora directa sobre su situación y la de su familia, y el maravilloso momento en que se corta la luz, y, cuando esta aparece, la magia resulta que se desvanece. Lamentablemente es una película de la que es muy difícil hablar sin contar su parte más esencial...
ResponderEliminarEse control del derrumbe está desde luego muy bien justificado. La película se asegura de que entendamos por qué sucede lo que sucede, la pega puede ser que hay espectadores crédulos y poco exigentes a los que nos basta mucho menos en menos tiempo para creernos lo que buenamente nos digan.
ResponderEliminarEl plano de la madre y las hijas dirigiéndose por primera vez solas a la capilla me estremece por cegadora belleza y por emoción.
Otra cosita fundamental, el doble papel de padre (de sus hijos y de sus directores) del protagonista. Es curioso cierto parecido entre el personaje de la hija mayor y la directora de la película, que iba a tener en el productor que se suicidó a un padre artístico. Flamante paralelismo entre arte y vida.