domingo, 26 de junio de 2011

LA CHAQUETA METÁLICA

Digan lo que digan en no pocas ocasiones se cumplen los tópicos, a veces incluso en su sentido más positivo, o somos nosotros los que queremos que se cumplan. Esa visión de Stanley Kubrick como un ser aislado en su torre de marfil que sabe bien poco de los humanos y de sus pasiones y de la sociedad en la que viven, que lo observa todo afiladamente sin haber sido partícipe de nada, tiene en "La chaqueta metálica" una de sus mejores traducciones.





La película no tiene demasiado valor como obra contra la locura y la ceguera de la guerra, de los hombres y del infierno de Vietnam, es más eficaz "Senderos de gloria". Tiene escasa credibilidad o emoción lo que se cuenta, en cambio uno está viendo plano tras plano continuamente a un Kubrick embelesado con sus fascinantes travellings, sus gruas y sus decoraciones. Planificando y estudiando al milímetro la película. Un celuloide brillante que despunta cuando en momentos como en el inicio en el cuartel, cuando uno cree que está viendo el hotel Overlook, dado el idéntico tratamiento del espacio. "El amor después de mediodía" tiene muchos frentes abiertos, pero le haremos un huequecito a Kubrick y a las películas del pack "visionary filmmaker", un Kubrick que como Welles supo entender el cine como un cautivador, el más cautivador  tren de juguete. 

3 comentarios:

  1. Confieso que "Chaqueta metálica" es una de las dos excepciones (la otra, con una diferencia abismal, es la insufrible "Espartaco") en que sufro bastante desapego ante una obra de Kubrick. Tengo las mismas sensaciones que tú: a una narración fascinante en su precisión se le antepone una frialdad que, en mi opinión, no atrapa al espectador (al contrario que ocurría con la gelidez abrasiva de "Barry Lyndon", "El resplandor" o "Eyes wide shut").

    En cuanto a la comparación con Welles (el cine como tren de juguete) te la acepto solo en el caso de "Chaqueta metálica": no hay obra de Orson (se salva "El cuarto mandamiento" y "Una historia inmortal") que me emocione, que me atrape, que me atraiga más allá de sus "juegos". Es un cine contra las emociones. Pero no me hagas caso: ya sabes que lo mío con Welles es cuestión de una absoluta y ya irreparable falta de sintonía.

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  2. Habría que ver hasta qué punto puede considerarse a "Espartaco" de Kubrick, tan alejada del resto de su obra, donde hasta dos películas tan diferentes como "El resplandor" y "La chaqueta metálica" guardan sorprendentes parecidos formales.

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  3. A mí una de las películas que más me han emocionado es "Campanadas a medianoche" y por supuesto también algunos momentos de "Ambersons", "Touch of evil", "F for fakes", "Kane" y otras.
    Kubrick nunca, ni siquiera en "Spartacus", que por supuesto es un film de Kirk Douglas o Mann más que suyo, pero ni así.

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