La revelación de un libro que se da a leer clandestinamente abre este relato de Jean-Pierre Melville y su carrera en la dirección cinematográfica. Howard Vernon nos ofrece una maravillosa composición del oficial nazi Werner Von Ebrennac, que en tiempos de la Francia ocupada se hospeda en la casa de un anciano y su sobrina, que como si fueran Liv Ullmann en "Persona" atienden sus monólogos en un apesadumbrado silencio ante esa intrusión impuesta. Ebrennac habla de su amor por la cultura francesa pero la realidad es Treblinka y el aplastamiento hasta convertir al "otro" en nada.
Una hermosa narración en off desde el punto de vista del tío, un off que le confiere una mágica fantasmalidad a esta narración misteriosa, donde tras la profusión de palabras del oficial pequeños gestos y fascinantes imágenes dejan un resquicio al posible acercamiento entre las personas y a la cura de heridas del pasado.
Agradecer a El cine de Solaris habernos descubierto y defendido con tanta sensibilidad a esta película, de lo contrario yo seguiría pensando que es un documental de Costeau.
Con el tiempo, mi película favorita de Melville, justo por delante de "L'armée des ombres" y alejada de todos sus policiacos, que envejecieron peor. Curioso que tanto Melville como Bresson hicieran films tan geniales al principio de sus carreras y su grandeza sea atribuída casi exclusivamente a obras posteriores, que no sabemos cuanto de respuesta a una expectativa, alimentada con el éxito crítico tuvieron.
ResponderEliminarDespués de la guerra, antes de la eclosión de la nouvelle vague, hay toda una etapa del cine francés menos conocida que espera su justa recuperación.
ResponderEliminarA Melville no lo conozco suficientemente bien como para que sus policiacos me envejezcan, el sempiterno samurai la he visto, de muy adolescente recuerdo con horror haber visto en cine Le Deuxième souffle, y ahora tengo para descubrir en breve el blu de cercle rouge, a estas alturas no la he visto...Y sí "L'armée des ombres" y "Le silence du la mer" ocupan seguro puestos privilegiados
Te tienes que ver Les enfants terribles, que siempre que la he visto me ha gustado mucho, y que casi nunca se cita a propósito de Melville, supongo que se le adjudica directamente a Cocteau.
ResponderEliminar¡Y además sale Nicole Stephane, con ese luminoso rostro.!
ResponderEliminarMe uno a la reivindicación de abbascontadas :-)
ResponderEliminarSaludos,
Rafa.