LA VIDA DE BOHEMIA

Nunca París había resultado tan frío en el cine ni el idioma francés se había parecido tanto al finés. Esperamos ansiosos "Le Havre" de Aki Kaurismaki, pero muchos no recordábamos, en realidad ni si quiera sabíamos, que Aki ya había estado en Francia. Siempre creí que "La vida de bohemia" era una adaptación que se ambientaba en Finlandia, y vista casi sigo creyéndolo, porque Kaurismaki es uno de esos jabatos de personalidad imbatible en el que cuesta imaginar concesiones, y del que sólo cabe esperar lo mejor para su último título.

"La vida de bohemia" se basa en la famosa obra de Henry Murger, que es realmente celebérrima por la ópera de Giacomo Puccini, pero no se engañen, es completamente de su padre. En París y en blanco y negro, con Leaud, con Fuller, con Louis Malle, pero con esos entrañables y queribles caras de palo, bajo cuya frialdad late vibrante un corazón de oro. Una emocionante exaltación del amor y la amistad, no creo justo que se apele tanto a Bresson hablando de Kaurismaki, es de esas voces únicas que no se parecen realmente a nadie y nadie puede imitar (a menos que te llames Jim Jarmusch y llames al mismo y maravilloso actor fetiche, ese Matti Pellonpää, que para nuestra suerte también sale aquí).