domingo, 4 de diciembre de 2011

REBELDE SIN CAUSA

A punto de finalizar el centenario de Nicholas Ray, no estaba de más ver qué había sido de su película más célebre (con permiso de Johnny Guitar). Ésa que casi se obviaba, y se pasaba por encima de su cadáver de puntillas, como si su mítica fuera ajena al universo de Ray, o como si toda ella fuera su mítica.

Es cierto que "Rebelde sin causa" está lastrada por algunos tics de James Dean, que también tiene momentos soberbios. Echémosle la culpa al "Actor's Studio". Pero también está llena de la desamparada nocturnidad y de la búsqueda de un cálido refugio que caracteriza a algunos otros jóvenes de la filmografía de Nick, pienso en la deslumbrante obra maestra "Los amantes de la noche".

Habiendo visto muchas otras películas más rotundas y geniudas de Ray desde que la descubrí por primera vez, no me parece ya de las mejores , pero es muy, muy hermosa, nunca colores tan vivos habían sido tan en blanco y negro (quizás suceda lo mismo en Bigger than life, en Party girl), nunca había sido tan conmovedor el descubrimiento de que querer a alguien era tan fácil, que uno se divierte más cuando no está sólo y que nunca había sido tan conmovedor el amanecer de un día soleado recordado en mitad de la aterradora noche, que ya no es tan aterradora. 

Tras la chaqueta roja y el chico que vivió rápido, murió joven y dejó un cadáver bonito, tras el exceso de sociología algo barata y algo simplona que puede inferirse de ese guión (que parece marcar un tanto el rastro para "West side story"), tras lo superfluo del icono y de la mítica sigue inmutable uno de los más grandes poetas que ha dado el cine.










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