En febrero se estrena en España "Declaración de guerra", la imprevisible segunda película de Valerie Donzelli (que ha encantado a la crítica teniendo como tremebundo tema el tumor de un bebé, salir tan bien de ese lío tiene de entrada un presumible mérito cinematográfico que habrá que ver), película que aspiraba, hasta hoy, a nominación al Oscar además. Como probablemente no hablaré de ella hasta junio, empecemos con esta opera prima sobre el desamor en las calles de París.
Donzelli es divertida, con un marcado ego (cuántos planos del total de la película se dedica a si misma), con una inventiva y un sentido del ridículo admirable por su ausencia. "La reine des pommes" está bien, mezcla comedia, algo de musical, drama (sí que es verdad que hay momentos en los que parece que estamos en "Rompiendo las olas"), aunque se hace cuesta arriba porque no tiene materia para armar un largometraje únicamente a base de los vaivenes afectivo-sexuales de la despechada protagonista. Podría haber sido el corto revelación del año.
Se hace pesada, a pesar de lo bien que se dirige hacia su final cambiando de país, y a pesar de la extrema sencillez y expresividad de sus encuadres, del partido que le saca a las calles y parques de París. Se echa en falta más guión, quizás que pasen menos cosas en 80 minutos y que no todas parezcan la misma. Y que salgan fotografiadas otras personas. Una cineasta en la mismísima línea de Woody Allen o Nanni Moretti, incluso quizás más acentuada.
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