martes, 31 de julio de 2012

MOONRISE KINGDOM

A estas alturas el universo propio que ha construido Wes Anderson, a mi juicio el menos pelma de los chicos listos tristes de Hollywood, es tan característico y cerrado sobre si mismo, que es extremadamente fácil recomendar o dejar de recomendar esta película.

El detractor debe huir bien lejos o esperar poco o nada, el entusiasta se encontrará con una nueva perlita del collar.

La historia de amor entre los personajes de Jared Gilman y Kara Hayward (una sensacional pareja andersoniana) podría ser la historia de amor vivida en la infancia por el Max de "Rushmore" con la Margot de "Los Tenebaums".

Es seguramente una historia de amor muy tópica, pero contada con el poder inagotable de seducción y de inventiva del director, muy bien situada en esa iniciática y misteriosa isla, que parece dominada por el omnipotente narrador Bob Balaban. Unos niños rodeados de unos adultos desorientados, rol muy bien recaído en Edward Norton, Bruce Willis o Frances MacDormand, cuya marciana presencia en una película del fagocitador Hollywood actual que ya les ha dado la patada en el trasero es de por si una muestra de desubicación (Bill Murray no vale porque sale siempre).

Se habló de incursión en el cine infantil cuando hizo "Fantastic Mr. Fox". Me parece que los preadolescentes obnubilados por "Un puente hacia Terabithia" también deberían echarle un ojo a este otro tipo de lírica.

Y acaba con un precioso homenaje a Alexandre Desplat, el hombre que compone las bandas sonoras de todas las películas que existen. Como dicen en "El cabo del miedo":"¿Es que no durme nunca?".






CHRIS MARKER (1921-2012)



No tuve ni idea de quién era Chris Marker durante muchísimos años. Ahora no puedo decir que conozca más de tres películas suyas, pero este genial ensayista pre-Godard, fallecido el 30 de julio (misma fecha que Bergman y Antonioni)  me ha legado.

-"La jetée", una de las mejores películas de la vena fantástico-romántico que para mi casi representa el propio el cine.

-"Sans soleil", un apasionante documental de aventuras, de lanzarse a recorrer el ancho y sorprendente mundo.





-"Le souvenir d'un avenir", otro film de aventuras por la Historia, en el que realiza labores de medium de la fotógrafa Denise Bellon. Una película que nos lega esta fotografía, imagen icónica fascinante de esta mujer puramente hawksiana.



Por supuesto sé que hay más, bastantes más. Y será el momento de que ya definitivamente no vuelva a pasar, aunque sea una vez fallecido, que ese nombre se cite con la naturalidad y la abundancia con que se cita a sus compañeros franceses de generación.

lunes, 30 de julio de 2012

NOCHE DE CIRCO

Por mucho que se juegue con perspicacia y acierto a adivinar al Bergman más característico antes de su gran eclosión a finales de los 50, sus primeras películas son sorprendentes, imprevisibles, provocan entusiasmos, indiferencias o abiertos rechazos.

"Noche de circo", que se cita poco entre las influencias del "Sombras y niebla" de Woody Allen, recuerda algo al iniciarse a un Federico Fellini que aún no existía en su plenitud, que acababa de debutar, será que todos los circos, y más en blanco y negro, recuerdan a Fellini. Recuerda en algunos encuadres de los rostros al mismísimo Einsenstein. Recuerda a muchas cosas y no se acaba de encontrar a si misma, ni se gusta ni acaba de gustar.

Más adelante se inventa un tortuoso drama sexual donde exhibe para bien o para mal mayor seguridad un universo propio o que apunta a propio y se inventa una Harriet Anderson que podría competir con su veraniega Monika en ser imagen icónica del primer Bergman, aunque finalmente el premio se lo llevó la veraniega Monika.

Lo que más feliz me hace de la película, que no me entusiasma, es precisamente esa sensación de búsqueda,  palpando para llegar a la ruta conocida de lo que luego iba a ser una de las carreras más inspiradas y explosivas del cine. Dicen que incluso inmerso en el silencio de Dios no dejó de buscar y hay por ahí piezas insólitas e inesperadas de las que se puede esperar cualquier cosa. Hay que ver, admirarse o rechinar con algo como "¡Esas mujeres!".






domingo, 29 de julio de 2012

THE DARK KNIGHT RISES

En escasas 24 horas volveré a actualizar y dejo en segundo plano este texto para que voces más sensibles y entendidas en la materia hagan mejor justicia (espléndido texto el que linkeo hoy) a este admirable producto generador de un gigantesco culto de masas, y no se genera un culto así, de la nada. No creo en el poder absoluto de la mercadotecnia si no se tienen algunas virtudes, aunque yo no sea sensible a ellas.

Por lo que a mi respecta me parece una película cuyos 165 minutos no invitan al suicidio porque simplemente se ha optado por la táctica de fragmentarla en ¿cuanto?, ¿en 165 secuencias?. No puedo decir que haya padecido demasiado viéndola con ese procedimiento, no he tenido que mantener la atención demasiado a nada, aunque cansa un poco cambiar de escena tan a menudo, cansa un poco esa fragmentación tan televisiva, tan de zapeo.

Los efectos colaterales son que no llena nada (de lo que pretendes de ella, claro) y vuelves a casa con un hambre canina, muy decepcionado con la película y con los pocos blockbusters que te gustan (no he ido precisamente a regañadientes, y de tan decepcionado casi he tomado la determinación de ver estas películas en cines más cercanos y más baratos, y casi he decidido ver menos porque empiezo a sentirme agotado, no ya de la insustancialidad, más bien de todo lo contrario, de la arrogancia del blockbuster que casi pretende construir una mastodóntica novela de Dostoievski o Tolstoi para contarte una de aventuras, cada vez más faltas de verdadero impulso eléctrico, de provocarte un escalofrío trepidante de pura emoción, dejando de lado esa pretendida inteligencia que tampoco cunde.) .

Un guión hipertrofiado lleno de múltiples parrafadas cargantes, pero que aún puede soltar algunos apuntes sobre la actualidad jugosos (y no parece que vaya a ser Batman precisamente el que nos libre del mal). Un aparato visual que te despierta en el tramo final, a partir de los atentados, cuando rentabiliza aquel extraño banco de pruebas que debía ser "Origen", que no me gustó pero que vista en perspectiva ahora gana. Ninguna escena memorable, entre otras cosas porque casi no existen escenas como tales. Todo resuelto como un montaje bruscote y un look mayoritariamente feo y sin encanto, fascinación ni adicción de ningún tipo. Nada que justifique la pantalla de 15x20, ya no quiero ni pensar para qué verla en imax.

Buena resolución final, que puede regalarle una buena película a un director menos pretencioso, denso y megalómano, muy inferior para mi gusto en líneas generales a "The dark knight". Un Nolan muy chusco y ruidoso. Ruidoso, muchísimo ruido y ninguna nuez. Hambre, mucha hambre.


sábado, 28 de julio de 2012

SU JUEGO FAVORITO

El nacimiento del amor

Howard Hawks no hacía remakes. Le gustaban más las paráfrasis, las variaciones sobre la misma carcasa. Ejemplos hay muchos y muy conocidos. "Hatari" respecto a "Sólo los ángeles tienen alas", "El Dorado" y "Rio Lobo" respecto a "Rio Bravo", por no hablar de películas en las que aparecen temas muy característicos suyos como la insólita por olvidada "Peligro...linea 7000", aunque no sea exactamente una paráfrasis de ninguna. "Su juego favorito" es una especie de variación sobre "La fiera de mi niña", el clásico de la comedia que había realizado 26 años antes, y ahora con casi 67 años parecía que Hawks no había agotado todo lo que tenía que filmar y contar, o no había llegado a la perfección para filmarlo.

Si algún día hablamos de "La fiera de mi niña" ya nos referiremos a la imposible conexión con Miguel Mihura, pero ahora vamos a los que vamos...



"Su juego favorito" nace en un momento irrepetible para aficionarse al cine. En 1964 la gente que va a las salas puede ver "Marnie", puede ver "Gertrud", puede ver "Una trompeta lejana", "El gran combate" o "My fair lady", y al mismo tiempo están eclosionando cosas tan increíbles como "Una mujer casada" o "El desierto rojo". De hecho en el top de Cahiers du cinema de ese año conviven los viejos maestros y los jovenzuelos rompedores con estimulante alegría:

  1. Band Of Outsiders (Jean-Luc Godard)
  2. Gertrud (Carl Dreyer)
  3. Marnie (Alfred Hitchcock)
  4. A Married Woman (Jean-Luc Godard)
  5. Man's Favorite Sport? (Howard Hawks)
  6. Red Desert (Michaelangelo Antonioni)
  7. America, America (Elia Kazan)
  8. The Silence (Ingmar Bergman)
  9. Now About These Women (Ingmar Bergman)
  10. The Servant (Joseph Losey)
Raro es que en ningún campo el clasicismo y la modernidad no se enfrenten invariablemente siempre cuando coinciden sobre el mismo terreno de juego, que puedan ser apreciadas ambas cosas con idéntica pasión, pues parece ser que en 1964 una cierta cinefilia sí disfrutó de esta lujuriosa variedad de formas.

Respecto a la alta consideración del film de Hawks, es aún más sorprendente, pues éste consiste al menos aparentemente en una comedia, y no caeré en la trampa de tratar de convencer a nadie de que se trata de algo más que una comedia (¡como si fuera poco!), pero si que es para mi, sobre todo, y no se me ha caído nada en muchos años, una película extraordinaria, tan grande como la que más, que como muchas veces sucedía con los veteranos de Hollywood, enriquece sideralmente la magnífica base sobre la que sustenta.



Si "La fiera de mi niña" contaba como David Huxley (Cary Grant) estaba a punto de casarse hasta que Susan Vance (Katharine Hepburn) arrasaba con su ordenada vida y no perdía ocasión para aclarar, de forma muy graciosa todo hay que decirlo, qué pensaba su prometida de su futura existencia, en "Su juego favorito" se han eliminado de un plumazo las explicaciones.

Roger Willoughby (Rock Hudson) también está prometido, pero nada hace evidenciar que su prometida Tex (Charlene Holt, deliberadamente sexy) tenga la frígida visión de la vida que tiene la pareja de su antecedente. Nada hace pensar que la vida de Roger esté condicionada por nada más que él mismo, gurú de la pesca que no ha pescado nunca, hasta que se encuentra con Abigail (maravillosa Paula Prentiss, imprescindible para entender el sentido de la obra). Es entonces cuando Roger se ve impulsado a romper sus limitaciones vitales y se va enamorando de Abigail, o en sentido contrario, al enamorarse de Abigail rompe sus limitaciones.



La película es evidentísimamente una comedia, una precisa, preciosa y magistral comedia, pero eso no está en contradicción con que está contando el inevitable final de una pareja y el inicio de otra, y además lo hace de forma profundamente emocionante (cómo empuja la protagonista a Roger a ir haciendo todas aquellas cosas que nunca ha hecho, la confesión de ella a su amiga a medianoche-también estupenda Maria Perschy- tan llena de mágica intimidad hawksiana, el lado sensible y llorón de esa dinámica lianta que es Abigail o el comportamiento indeciso y algo manipulador de los dos).

Hawks filma de forma sublime momentos conmovedores perfectamente integrados en una divertidísima comedia, llena de numerosos y pletóricos secundarios de la casa, donde no tiene que explicar absolutamente nada. "Su juego favorito" cuenta (de forma más optimista) lo mismo que "La aventura", pero tomando otro de los muchos senderos del planeta cine. Y las dos me parecen igual de absolutas.

(No confundir nada de lo dicho con "es más profunda de lo que parece y por eso es mejor")






jueves, 26 de julio de 2012

TIERRA DE FARAONES

Hay que saludar al gran Howard Hawks, que aún no había estado aquí, y mayor es la alegría con una película que no había visto.

De "Tierra de faraones" me sobra la hojarasca, lo fácil que hubiese sido barrerla, sobre la sangre y las lágrimas que costaron las pirámides. Tiene un macguffin tan cuidadosamente mimado que el guión se tiene que acabar inventando a una serie de personajes positivos un tanto molestos que me estorban siempre y que tienen excesivo peso, pero se lo perdono.

El núcleo central es un excelente melodrama de suspense que gira entorno a las maquinaciones de una terrorífica princesa femme fatale (Hawks de género), penosamente interpretada por la exhuberante y espectacular Joan Collins, aunque creí que el personaje de a primera esposa, la también muy belle Kerima tendría más peso.

Hawks maquina igual de bien que siempre con la mezcla de géneros, no hay ninguna novedad para él, los usa todos como ya los había usado menos el peplum, del que hay muy poco y es lo peor: cuenta la película de manera rápida, fascinante y divertida, protagonizándola un Jack Hawkins adecuadísimo. Qué placer el reencuentro con este mago.





miércoles, 25 de julio de 2012

EL EMPERADOR DEL NORTE

Dudo si el guionista Christohper Knopf realmente escribió "El emperador del Norte" basándose en una historia corta de Jack London, o fue un viaje por los trenes españoles y su encuentro con diversos revisores, más catalanes que otra cosa, el que inspiró su neorrealista guión. Otra alternativa es que sea la compañia de ferrocarriles españoles, en breve liberalizada, la que proyecte a sus revisores esta película de Robert Aldrich para conseguir que bastantes se parezcan increíblemente al antológico personaje de Ernest Borgnine, actor recientemente fallecido cuando escribo estas líneas.

Creo que Borgnine, con todo lo histriónico que pueda resultar, es lo mejor de la película, a mi me parece un personaje y una interpretación maravillosamente carismáticas, que regalan vibración a una película que aunque no anda falta de ella, necesita un puntal de esta categoría.

La pareja que forman Lee Marvin y Keith Carradine me gusta menos, aunque esos dos vagabundos que intentan viajar gratis en el tren de Borgnine plantean la mayor sustancia de la película, el desafío con ética y categoría a un poder oficial y violento (que se puede conectar con la Gran Depresión actual, no tanto se puede conectar la categoría del discurso que se oye, supongo que de Roosevelt, con los discursos políticos actuales). Lo peor, o lo que no me acaba de convencer, es que la película pone las cartas sobre la mesa muy rápido y muy bien, y hasta el magnífico tramo final no me aporta grandes novedades ni estímulos, se dilata un tanto, podría habérsela ventilado en mucho menos tiempo y habría quedado igual (yo que tanto critico a veces el concepto de eficacia narrativa a veces caigo en él), o en esa línea de peripecias e intentos por burlar a Borgnine podría durar indistintamente treinta o cuarenta minutos más.

Desde luego a mi se me ha quedado lo suficientemente grabada como para buscar dónde llevan el martillo la próxima vez que me pidan el billete tras previamente haberle gritado y amenazado de forma chulesca y escandalosa a un inmigrante subsahariano, los Lee Marvin y Keith Carradine de estos tiempos,y últimamente se extiende a los guardias de seguridad, algunos de los cuales son verdaderamente brutales cuando encuentran a alguien sin billete, excedidos de sus cometidos básicos. Se comportan muchos de ellos como Borgnine, como si el tren y la propia compañía fuesen de su propiedad. Lo que yo decía, neorrealismo en estado puro lo de Aldrich, enorme valor inesperado de la película en pleno 2012. 




martes, 24 de julio de 2012

EL CABALLO DE TURÍN

Tarkovski, ¡nenaza!

En la última temporada dos directores parecen haberse acercado a "Sacrificio", Lars Von Trier desde la devoción algo ingenua de su colorista fotonovela de autoayuda "Melancholia", y Bela Tarr, evidenciando que el ruso era un director comercial que nada sabía y nada le interesaba de la verdadera radicalidad.

"El caballo de Turín" es casi la representación en pantalla de lo que el público que le ha prestado poca atención a Tarkovski cree que es Tarkovski y no es. Consigue situar de forma apabullante la película, en un blanco y negro memorable y en una casa aislada azotada por el viento, con la cámara a la altura de los personajes, tan cercana a ellos.

Estructurada en seis días, y unas parsimoniosas rutinas que se van quebrando muy poco a poco (como película sobre la rutina sin duda me quedaría con "Jeanne Dielman") , la película es algo frustrante no tanto por su repetición si no por su exceso indigesto de gravedad en rostros y ademanes excesivamente parcos, ariscos y silenciosos, contrarrestando en cierta manera la excelente manera de ubicarte en la película e impidiendo el efecto hipnótico y la distorsión de los sentidos hacia la que se iba en tan buena dirección. Como pasa con "Inland empire", la película gana con alguna cabezada que imite ese efecto de distorsión de los sentidos que busca esa espectral casa azotada por el viento.

Esos personajes sólo están expresando  la negrura más absoluta, la precipitación total hacia el vacío, la distancia que se siente hacia esas dos figuras es infinita (lógicamente tampoco se busca una identificación psicológica) provocando que resulte más aburrida  y vacía de un sentido estimulante de lo que podría ser un film tan bello.

¡Si al fin y al cabo "Sacrificio" habla de acostarse con la criada como remedio al fin del mundo!

"El caballo de Turin" quizás requiriese algo menos de autoimportancia y una pizca calidez, no en su guión ni en sus imágenes, más bien en su pose exigente que da a cambio brochazos en negro indiscriminadamente.






lunes, 23 de julio de 2012

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Resulta extraño hablar o puede producir extrañeza que quiera hablar sobre películas como "Casablanca", "Desayuno con diamantes"  o ésta cuando damos por hecho que no hay nada en ellas que no nos haya contado un suplemento dominical o una tienda de souvenirs. Películas que han padecido (y lógicamente también se han beneficiado) de una saturación mitómana en la cultura popular.

De "Lo que el viento se llevó" (vista por primera vez en pantalla de cine un 4 de abril de 2007 en Barcelona) no me interesan los decorados de Atlanta, los conflictos de Clark Gable con George Cukor ni la elección de Vivien Leigh, ni mucho menos si es o no es una de las mejores películas de la historia del cine. Me interesa relativamente pero no es mi intención seguir saturando el imaginario. Me interesa sobre todo que es la gran película sobre el deseo neurótico que alberga en todo bicho viviente, de forma más trágica o más superficial.

Es necesario contar toda una vida y dedicarle esos contundentes 224 minutos (que en pantalla grande son más) para plasmar cómo un ser humano es capaz de focalizar todo su desbordante impulso vital en un objetivo etéreo y sin sentido que cree que le proporcionará una felicidad absoluta mientras el tiempo y la vida avanzan y nuestro ser humano avanza con ellos, sin ser consciente de que está viviendo y perdiéndose lo que realmente su vida tiene que ofrecerle, y eso que la protagonista vive con una ferocidad digna de la mejor causa.(*En la sesión en pantalla grande del 26 de diciembre de 2013 mi mujer me hace focalizar la atención en la pasivo-agresiva del personaje de Olivia de Havilland, psicológicamente es inagotable)

En este caso el peso (sí, peso de pesar) del tiempo es el de una pobre y lamentable sociedad infantil que ha de dar el paso a la vida adulta y con ella empezar a trabajar con las manos y hacerse cargo de si mismos, al menos para volver a vivir como dioses: con lo que la implacable metáfora de la peripecia vital universal se redondea con una elección del contexto perfecta.

"Lo que el viento se llevó" es una especie de compendio brutal y absoluto de lo que había sido el cine comercial USA en su primera mitad. Más que nunca hay que volver a invocar el fantasma de Griffith, quizás hacía falta una referencia más explícita y más oscura al Ku Klux Klan para clavar el dardo del todo. Una combinación arrolladora de épica y lírica fabricada con la precisión y la belleza de un equipo de profesionales del cine, entre los que es inevitable destacar el monumental y generoso trabajo de Max Steiner (derrotado de forma surrealista en los Oscars por la música incidental de "El mago de Oz", ¿conocerán realmente en Hollywood su propia profesión?) y al director de la impresionante fotografía, Ernest Haller (que realiza una transición asombrosa de la épocas más luminosas a las épocas de mayores claroscuros). Pero no deja de sorprender también cómo la película es pródiga en movimientos de cámara magníficamente acompasados con los diálogos, de una fuerza exacerbada en su montaje y en su puesta en escena que apenas es afeada por alguna transparencia absurda en 224 minutos (el espantoso reencuentro entre Melanie y Ashley tras la guerra).

Un año después Alfred Hitchcock desembarca en los Estados Unidos y dos más tarde Orson Welles rueda "Ciudadano Kane", empieza otro capítulo de la historia, de cuyo antecedente es "Lo que el viento se llevó" su perfecto cierre, y el afinado, extenso e intenso cast de gloriosos secundarios no es ajeno a ello.

Hay que notar finalmente que la película no deja de estar concebida como un espectáculo de masas, con su overture, su entreacte, el inicio del segundo acto y su exit music (David Lean y congéneres seguirían escrupulosamente esta operística manera de concebir el cine). Hay que verla haciendo la pausa donde está marcado y levantarse a tomar algo. Por supuesto la versión original es imprescindible (están todos en estado de gracia, en especial la tremendísima Vivien Leigh, que tendría que haber compartido su Oscar con el maquillaje y el vestuario que la acompañan en su transformación). Y si alguna vez pueden atraparla en la pantalla de cine de una filmoteca, exijan que la proyección se detenga tras la promesa de Scarlett de no volver a pasar hambre. Es el mejor homenaje a este vibrante y prodigioso, a este inagotable ejercicio de profesionalidad insondablemente poética visionado tras visionado. 






domingo, 22 de julio de 2012

JEZABEL

Consideraban los críticos franceses que luego se convirtieron en Nouvelle Vague que incluso las productoras podían ser "autores". Con esa teoría en mente sería interesante contemplar en conjunto los melodramas de Warner que hizo para lucimiento de Bette Davis y preguntarse por qué por ejemplo las películas de Edmund Goulding, "Amarga victoria" o "La solterona", no tienen nada que ver con las que hizo para Fox, como "El callejón de las almas perdidas" o "El filo de la navaja", o si Irving Rapper tiene algún título de la categoría de "La extraña pasajera" o por qué los trabajos de William Wyler tampoco se parecen a sus melodramas para Samuel Goldwyn (quizás "La carta" se empieza a desmarcar más de este lote).

"Jezabel" guarda grandes similitudes en su construcción y ejecución con varios melos de Bette Davis, y ello, a además de ser curiosísimo, la catapulta a ser una perla más de este collar de oro y diamantes que es la filmografía de Bette Davis finalizando la década de los 30. 

Esta formulación algo teatral (en el buen sentido), en dos tiempos, esa música de Max Steiner (y su mítico vals), la presencia (discutible) de George Brent, esa asunción de los personajes de un transformador sacrificio, culminando con un final esmerada y delirantemente glorioso-gracias en parte a la tétrica contribución del fotógrafo Ernest Haller del que volveremos a hablar mañana. Una unidad de estilo que convierte a "Jezabel" en un magnífico melodrama, dirigido maravillosamente por William Wyler, con esa curiosa impronta de la presencia de Bette Davis bajo el sello Warner, actriz y productora erigidos como "autores" del imperecedero trabajo, signifique lo que signifique eso y tenga el valor que tenga. Porque no se trata de que sea indistinguible de las demás, ¡que nunca un vestido fue tan rojo en una película en blanco y negro!.






                                     

viernes, 20 de julio de 2012

LAS DOS TORMENTAS

No me pasa desapercibido que a los tres minutos ya adivines 145 de película (pero aún así te mueras de ganas por verlo), no me pasa desapercibido lo increíble que resulta que tras una dramática y avergonzante peripecia una pobre chica empiece una nueva vida en un lugar donde acaba coincidiendo con los seres más decisivos de su terrible pasado. A eso se le llama mala suerte, poca vista o un concepto hiperbólico de la fatalidad.

Tampoco me pasa desapercibido lo increíble que resulta que un furibundo suceso meterológico ponga en solfa toda la escala de valores no ya de una comunidad, si no de una sociedad en general.

Lilliam Gish decía haberse partido de la risa leyendo la obra original en la que se basa "Way down east", sin embargo coincido con ella en pensar que la película de Griffith es una obra maestra, menos vista de lo que se debería.

Alguna vez comenté que Griffith parecía no estar muy de moda hoy en día, pero sigue produciendo un asombro increíble que en su cine se sigan adivinando todos los cines, al menos en la cinematografía USA, todos los cines que él ya manejaba con seguridad, poesía y maestría.

"Las dos tormentas" es un relato puramente folletinesco, de larguísimo recorrido. Un melodrama con un punto de gran relato americano, sin serlo del todo, una mezcla de tonalidades fascinante y logradísima. Una película urbana y rural a partes iguales que hace pensar en muchos directores, con un medio rural como pocas veces se pudo ver. Todos vieron a Griffith, todos bebieron de esas películas. Sin descargo de que probablemente Griffith también fuese un espectador de sus propios pioneros, es difícil pensar en algún cine tan rico que haya generado tanto cine como el de Griffith.

Para quien quiera aprender lo que son las películas, no necesita llenarse de ellas, en "Las dos tormentas" parecen estar casi todas las películas posibles. Y en sus 15-20 minutos finales, asistimos boquiabiertos a un reto aventurero que podría dejar a las películas de Herzog en aseadas obras teatrales de estudio.