domingo, 15 de mayo de 2016

DON CARLOS de Giuseppe Verdi



En 1867 la Expo de París encarga a Verdi una ópera. Compone "Don Carlos" con libreto en francés, su ópera más larga, unas cuatro horas de música, pero la estrena mutilada porque el teatro estima que es demasiado larga y el público no va a llegar a los últimos cercanías. Y adelantar la hora del inicio pues tampoco, que la hora de cenar es sagrada.

La toca y la retoca hasta contabilizarse ocho versiones, siendo la de su estreno italiano en 1884 en Milán, la más canónica y representada de todas.

En el año 2004 la Ópera de Viena, con el material existente reconstruye lo que pudo ser ese primer "Don Carlos" que no se estrenó nunca.

Un esfuerzo titánico para mostrar una obra modernísima, intensa, compleja, que empieza como empezaría después el musical "Camelot", pero con un fabuloso requiebro dramático que precipita la tragedia.

En Viena le echan una tremenda ambición, a veces puede que perdidos en un pretencioso vanguardismo absurdo (la entrada del Inquisidor por las escaleras de la ópera o el ballet transfigurado en escena cómica pueden ser muy discutibles), pero lo que sí entregan es la fastuosa desmesura de un Verdi hasta cierto punto atípico pero que regala aquí una de sus más estremecedoras y soprendentes óperas, con una Nadjia Michael como princesa de Éboli y un Alastair Miles como Felipe II que le roban descaradamente la función al infante Carlos que hace Ramón Vargas y a Isabel de Vallois de Iano Tamar.

Qué difícil es pensar ahora en escucharla en italiano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario