martes, 27 de noviembre de 2012

MAX Y LOS CHATARREROS


Esta entrada es la continuación natural y  breve de la escrita hace casi dos meses, "Cesar et Rosalie". Ahora un Sautet que usando los ropajes del cine policiaco casi como adorno teje una relación de una soterradísima pasión que le estalla al protagonista por donde no esperaba. La solución es revolverse contra un orden que en su obsesión laboral no había previsto ni controlaba.

La impresión que deje es que se ha ido cociendo muy minuciosa y lentamente para deslumbrarnos con la forma emocionante en la que el personaje de Michel Piccoli es desbordado por sus propios márgenes, antológica como melodrama. Y la sensación que deja es que se trata de otro de los films monumento que Claude Sautet dedicó a Romy Schneider, en una especie de simbiosis, casi heredera, en su uso melodramático de su rostro, del cine de Von Sterneberg con Marlene (habiendo transcurrido 40 años y la necesidad de que se noten).





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