sábado, 18 de enero de 2014

NOBODY'S DAUGHTER HAEWON

La penúltima película de Hong Sang-soo sigue contestando a la encrucijada eterna en el que ha colocado su obra, entre la construcción contínua sobre si misma elevándose verticalmente en el tiempo y el encierro de un universo tan identificable en el que las películas se han desvirtuado con objetos delimitados en el espacio y el tiempo. Las películas del coreano continúan en otras películas, como continúan en la vida real, donde Barcelona, Madrid o Florencia aparecen presas de jovencitos coreanos haciendo turismo, comiendo en un restaurante o viajando en tren. Continúan también en los propios sueños, pues al quedarme dormido en la media hora inicial una de estas noches seguí soñando la película con plena personalidad propia.
 
Y si uno se pregunta por el posible agotamiento o la repetición, la respuesta de las dos últimas parece ser un pequeño regreso o profundización en "Oki's movie" y la gravitación sobre personajes femeninos (impresionante Haewon), sumándose a un arrebato de acongojante y tembloroso romanticismo, directamente procedente también de "Oki's movie".
 
Más que dejar constancia de un título en particular, que aunque me parece magnífico, eso no constituye ninguna noticia relevante, dejo constancia de haber vuelto una vez más a una de esas mesas llenas de comida y bebida, a su juventud con los poros de la creación, el aprendizaje, el amor y el sexo encendidos y bien abiertos, con Fort Namham de fondo ejerciendo de catarsis sentimental. Uno los sigue necesitando.
 







 

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