Hace algo más de cinco años nos quedamos asombrados con el estreno de "Vals con Bashir", una magnífica cinta de animación sobre la invasión del Líbano en 1982. Su director era el israelí Ari Folman, del que siempre habíamos querido más películas.
"The congress" se vio en el Cannes de 2013 y se estrenó hace medio año en salas españolas, cae ahora aquí porque ya saben ustedes que estas cosas van despacio, pero nunca es tarde si la dicha acompaña.
Atentos porque las tentaciones de abandonar al principio son muchas. Empieza con una autoparodia archivista, en este caso es Robin Wright la que se ríe de sí misma y de "La princesa prometida". Hombre, hace gracia y sonríes varias veces, pero el inicio son 45 minutos de lo más anodino, culminados además con una escenita a manos del manager Harvey Keitel digna del más sonrojante cine USA de este siglo. No te vas porque sabes que hay una parte de animación y justo cuando te irías empieza.
A mi la parte de animación, que al fin y al cabo es de lo que sabe Folman, me parece espléndida, un viaje alucinógeno lleno de radiante inventiva y de poesía, de imaginación y de una tensión dramática que curiosamente las partes de imagen real no consiguen nunca. Además el personaje de Robin Wright da muchas mejores prestaciones dibujado que en imagen real, dándole un inesperado toque irónico al argumento.
Dura exactamente una hora y la película está en este blog por ella, porque si no no daría. En los quince minutos finales se vuelve a la imagen real y se vuelve a desplomar. Es como si la hubiesen hecho dos directores diferentes. Debería haber sintetizado esas partes, se entiende que necesarias. Pero Folman, a la próxima vuelve a los dibujitos a full time, que eres un maldito crack, con la carne y hueso eres un plasta de la peor calaña.
Llegué a pensar si esa realización tan absolutamente plana en los segmentos de imágenes reales era así a propósito... Tiene ideas interesantes, pero yo creo que no sabe extraer todo el potencial de ellas. En ocasiones por superficialidad y en otras, como la escena de Keitel que mencionas, por falta de finura.
ResponderEliminarCon los años me preocupa y me molesta cada vez más que esas ideas interesantes que supuestamente tienen las películas resulta que las tienen igual independientemente del talento y de los resultados conseguidos. Pasa muchísimas veces, cuando surge un tema potente como la realidad y la virtualidad tú puedes hablar de él, desarrollarlo y enrollarte de la misma manera, independientemente de que lo haga Folman o Bergman. Cierto cine depende demasiado de la capacidad de los críticos de desarrollar un tema. "The congress" película es tan profunda como "The congress" sinopsis. Dicho sea de paso, y si puedo empezar a ser un poco extremista para que se comprenda mejor la idea, habría que ver si las ideas deberían dejar de ser un baluarte de la película tan fundamental, darle más peso a la experiencia emotiva o como mínimo pedir que esas ideas estén realmente presentes en los planos y no se agoten directamente en la descripción de su argumento. Todo lo que he leído sobre "The congress" estaba ya en su argumento. Pero bueno, lo único que pretendía realmente con esta entrada es animar a quien fuera a hacerlo a no desertar de su visionado.
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