Líbrenme los astros de sentir alguna simpatía, preocupación o interés específico por eso que llaman el "cine español" o "nuestro cine", que no me interesa más que la suerte del sector conservero o textil. Como aficionado me gustan las buenas películas sin importar su época o procedencia y no siento por los premios internacionales o nacionales mayor emoción que la que se siente por el reconocimiento a una película que simplemente te gusta mucho.
Dicho esto me voy a ahorrar esas molestas coletillas y no voy a decir que "La isla mínima" es una de las grandes películas del reciente cine...español...porque a mí me lo parece del cine reciente a secas. ¿Por qué iba a compartimentarla en un país?, ¿por qué no en su género?.
"La isla mínima" debe por igual a su país y a su género. A su país porque el mejor cine policíaco (o la mejor literatura) está fuertemente anclado en un contexto social como nos enseñaron por ejemplo los maestros de este negociado en los Estados Unidos.
"La isla mínima" está anclada en la España de 1980, en la encrucijada (de la que nunca acabamos de salir) entre un país lleno de sombras y unas ciertas esperanzas. Y le debe a su género porque aprende perfectamente la lección del contexto y su papel fundamental en la significación de la obra junto a la geografía y junto o más allá de la investigación de un crimen.
Imposible enumerar rigurosamente todas sus virtudes. De ritmo pausado y perfectamente dominado, templado. De progresión perfecta. De fotografía evocadora y tétrica. De diseño logradísimo. De interpretaciones controladísimas (esos riesgos que se corrían con un actor como Javier Gutiérrez, tan bien regulado).
Alberto Rodríguez da con todos los elementos en su justo equilibrio, en su punto justo, y ni si quiera el exceso de equilibrio molesta. Peli superlativa, apasionante, gloriosa, inmensa. responde a su herencia (y mira que he sido y se puede ser crítico con el cine de género español) y abre sus propios caminos. Y mira que pensé que "esto no va a aguantar igual a la segunda", igual no aguante, puede que ni me moleste en comprobarlo, pero bienvenido el primer fogonazo, ¿por qué no?.
Impecable, impoluta, inmaculada. Pluscuamperfecta. Podría haber ganado San Sebastián por delante de "Magical girl" (primó la militancia en el cine de autor) y podría haber ido a Cannes sin problemas. Lo tenía y lo tiene todo. Muy difícil va a tener Alberto Rodríguez dar el siguiente paso.
Aunque quizás un poco menos entusiasta, concuerdo en la mayor parte de tu apreciación, sobre todo en el aspecto de desligarse de la etiqueta de "español" como posible fuente de estimación o desprecio, siempre enarbolada de forma tan exagerada desde uno y otro lado. En La isla mínima, la atmósfera, y el protagonismo de un país y de un periodo concreto que están unidos a ella, resultan desde luego rotundos y estimulantes. En comparación, el dibujo de personajes creo que no pasa del topiquillo superficial y la de Javier Gutierrez me parece una interpretación correcta dentro de que tampoco demasiado difícil. Pero insisto, no considero que esa poderosa atmósfera se deba ver como simple envoltorio de un ejercicio de intriga bien dosificado, pausado pero no moroso, y bastante entretenido. También la prefiero a Magical Girl.
ResponderEliminarSí, coincido contigo, cuando la vi en enero pasado en el cine salí entusiasmado. Es una de las grandes películas españolas de los últimos lustros, a la misma altura para mí que "No habrá paz para los malvados" (cuya recepción crítica fue, sin embargo, menos favorable). Y entre lo poco que he visto de los dos últimos años en pantalla grande, mi película favorita en general, por delante de "Birdman", "Boyhood", "Relatos salvajes", "Perdida", "El año más violento", "El capital humano", etc.
ResponderEliminarNo coincido en tu paréntesis tras "encrucijada", cuando comentas "de la que nunca acabamos de salir", que conecta con cierto discurso de cierta izquierda juvenil (o nostálgica de no sé qué). La película no creo que contenga una crítica de nuestro presente, tengamos en cuenta que su argumento se desarrolla a principios de los ochenta, cuando, entonces sí, esa encrucijada que mencionas sí estaba aún sobre la mesa.
Saludos
Luis (de El Cine en que vivimos)
Por cierto, he leído ahora tu entrada anterior sobre Joyce; tus propuestas de lectura son originales, sin duda. Yo, que viví tres años en Irlanda, me emociono un poquillo cada vez que leo ahora relacionado con su literatura. No he leído "Ulises", como casi todo el mundo, pero "Dublineses" me entusiasmó cuando la leí hace ya años durante la carrera: esas epifanías, como tú mencionas... Estarás de acuerdo en que la versión de Huston del último relato, "The Dead", es estupenda también.
ResponderEliminarUna sugerencia irlandesa. Si quieres leer algo de poesía irlandesa más allá del grandioso Yeats, te aconsejo a Patrick Kavanagh, en concreto su poema "The Great Hunger", terrorífico, desvalido, audaz. Tiene algo de "The Waste Land" de T.S. Eliot pero es más físico, más bruto incluso. Te dejo link:
http://allpoetry.com/The-Great-Hunger
Luis
Bueno, Luis, procuro no dar la lata con eso por aquí porque no viene nadie a leer sobre ese tema pero no niego que ideológicamente me sitúo en la izquierda. Nostálgica de más bien poco, todo lo contrario, y crítica con el aún excesivo peso de instituciones como la iglesia, algo menos el ejército, y críticos con la ausencia de una causa contra la dictadura, que a estas alturas va a quedarse en casi simbólica y que late también en una de las últimas pelis de Pablo Llorca. La peor herencia, una vez que no se puede enjuiciar a los responsables, es la herrumbre tan franquista con la que han funcionado instituciones (de izquierdas o no). Esa lentitud, ese que inventen ellos. Culturalmente sí que tenemos una visión más positiva de los anhelos de progreso de la II República, que es de la única nostalgia que se nos puede acusar.
ResponderEliminarPero te digo en mi descargo que los cinéfilos no izquierdistas me lo perdonan, jaja...
Saludos
La película no podría entenderse si no fuera española, aunque vaya usted a saber, igual exagero, que también "1280 almas" me parecía americana y resulta que está versionada por un cineasta francés.
ResponderEliminarGracias por las sugerencias literarias. La versión de Huston me emociona, aunque tengo la certeza de que, aún recordándola, el relato de Joyce emociona por sí sólo. "Ulises" no es un best-seller de aeropuerto pero aún me mantengo en que es una buena inversión de tiempo para un lector moderadamente inquieto y no especializado. Como digo, quería ir a Dublin pero bastante he tenido con recuperar el dinero de los billetes. Otra vez será.
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