sábado, 18 de marzo de 2017

LA NUEVA BABILONIA



Adelantamos dos días el regreso del cine al blog...

Yo creo que la crítica de cine contemporánea, entre otros méritos absurdos, se precia de saber discernir el interés del tema del valor del film. Así un film de tema impactante o profundo puede ser un film mediocre o viceversa.

Esto tiene o tuvo mucho sentido para sacar del ostracismo a films de género de enorme valor cinematográfico, como los del paradigmático Hitchcock, que no se distinguían por el valor de una tesis expresamente formulada.

¿Es siempre necesario?. Pues yo diría que no. El film de Kozintsev y Leonid Trauberg con música de Shostakovitch creo que está mitificado y sobrevalorado en función de lo que interesa y de lo mitificada que está en sí misma la comuna de París de 1871, desde los teóricos del XIX (Marx and Co.) a los líderes de la Unión Soviética. Unos hechos que hoy se cumplen 145 años desde su inicio.

Pero eso es lo normal. Muchas veces si te fascina un tema no es un disparate que te fascine una película y más si habla bien de ese tema. Esa pretensión de construir cinéfilos sobre la nada descontextualizados de todo es ridícula.

Cinematográficamente me parece una buena película y no mucho más allá ni muchos mayores vuelos, incomparable a las grandes obras del cine silente,  pero eso no es ni debería ser lo único importante. Un film ruso de los 30 contando lo de la Comuna de París, cómo no va a ser interesante, ¡cómo!...

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo en que no es comparable a las grandes películas que hacían por entonces Dovjenko, Vertov, Barnet, Pudovkin o Eisenstein (al que, dentro de poco, habrá que empezar a reivindicar como cineasta "olvidado"), pero creo que el interés de "La nueva Babilonia" no se debe solo a su contenido o a su banda sonora.

    Formalmente se trata de una película única porque, de forma aún más radical que "La pasión de Juana de Arco", renuncia a los planos de conjunto: muestra relaciones entre partes, pero nunca el todo. David Bordwell, un escritor con fama de formalista, incluyó un detallado análisis de ella en uno de sus libros ("La narración en el cine de ficción"). Y para quien considere demasiado teóricas estas cuestiones, siempre quedará la potencia plástica de las imágenes, y sobre todo la seriedad y dignidad que el cine mudo supo captar en los rostros, en las figuras de los actores –una cualidad física que se perdió con la llegada del sonido.

    Un saludo

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  2. No, indudablemente Kozintsev es muy bueno en lo suyo. Yo vengo reivindicando desde hace un tiempo el interés del contenido de las películas. Pero vaya, no es más que una forma consciente y a veces inconsciente de perfilar una "línea editorial" propia (por decirlo de una manera entre cómica y chusca). Y una forma de contestar un poco ante tantos principios de fe repetidos y más que no cuestionados, cerrados a cal y canto ante la posibilidad de darles la vuelta o de iluminarlos de otra manera.

    Más que el interés del contenido cada vez me atraen más los vasos comunicantes que pueda encontrar el cine con otras artes, por bajar un poco el souffle de tanta reivindicación de la cinematografía químicamente pura. De lo literario, lo pictórico y lo musical en el cine. Y si alguna vez es para negar el cine también. La cinematografía seguirá ahí.

    Un saludo

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