Me uno sin dudarlo a los aplausos que sigue recibiendo "Estiu 1993" (hoy
sala llena y lleva ya mes y medio). Me parece una película arrolladora,
impresionante, magistral. Es la película de la temporada pero nada que
ver con fórmulas de "películas de la temporada".
Sin embargo me permito
una pequeña malicia sin mala intención. A su directora es inevitable que
le aceche el conocido como síndrome Donzelli. Tú llevas una gran
película en las entrañas pero que desgraciadamente no tiene por qué dar
necesariamente la medida de tus posibilidades. Y es que a ver qué
demonios te vas a poner a rodar después de algo así. ¿Puede ser que no
haya que rodar tan rápido esa película que llevas en las entrañas y para
la que has nacido?
Lo más normal es que su segunda película, mejor o peor, tenga una construcción más evidente, un artificio más obvio, que se pueda intuir, pensar, sentir, describir cómo está hecha. Aquí no puedo. Es un trozo de vivida que parece vivido por nosotros mismos. No se me ocurre mejor elogio.
Y el futuro deberá asistirle en su derecho a no ser genial y haber entregado una película para los anales, que no está al alcance de cualquiera. O el derecho a filmar y que no se compare constantemente.
Lo gracioso es que a penas hay nada que decir de una obra tan rotunda y ya está uno hablando del futuro.
Vayan a verla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario