domingo, 30 de agosto de 2020

EL FUEGO Y LA PALABRA

 El 27 de abril de 1992 me quedé hipnotizado ante el televisor viendo esta película en el ciclo Burt Lancaster y cometiendo la primera de mis terribles transgresiones, acostarme a una hora indecente teniendo que ir al instituto al día siguiente. Yo sentía una cierta y ridícula culpa pero a mis padres les daba igual porque al fin y al cabo al día siguiente me despertaba solo siempre y no faltaba jamás. Ergo se fueron a dormir sin preocupaciones.Niño bueno. 

Ahora la verdad es que la vuelvo a seguir hipnotizado.Empieza con un cartel advirtiendo que no la vean niños impresionables, lo leo y me parece ridículo, pero al cuarto de hora ya estoy queriendo convertirme a manos de ese histrión absolutamente maravilloso que es Lancaster-Gantry (sabía ser esto y ser el gatopardo este maldito genio) y esa prodigiosa y encantadora actriz de aflautada voz llamada Jean Simmons. Y Brooks a sus pies, claro. Punteados por la crispada música del padre de Soon-Yi, una banda sonora fabulosa.




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