lunes, 14 de octubre de 2019

ENRIQUE V+RICARDO III


Completando la trilogía 

En noviembre de 1944, desembarcados en Normadía y liberada París, se estrena en Londres "The Chronicle History of King Henry the Fifth with His Battell Fought at Agincourt in France", más conocida por suerte como "Henry V", opera prima como director del celebérrimo Laurence Olivier. No estaba seguro si la había visto pero indudablemente no, porque me acordaría de su media hora inicial, una apuesta radical, al menos para 1944,que intenta imaginar cómo sería una representación en el Globe para rendirse después en los 100 minutos restantes a las posibilidades del cine como herramienta de imaginación que dinamita las limitaciones de las tablas. No escoge Olivier la obra más famosa, ni más tópica ni más agradecida. Tampoco es Olivier un Welles, un Shakespeare reencarnado mimetizado en su Falstaff, aquí el Falstaff es episódico. No hay ese tipo de ejercicio de autor pero sí un derroche de amor por la palabra, la escena y el cine, con esos escenarios pintados y esa fotografía en technicolor, antes de que Rohmer tradujera su literatura provenzal en imágenes. Hay, como dice ese estreno reciente, una íntima convicción (en Shakespeare).


En 1955 Laurence Olivier no está para peplums (todavía) ni nada pinta que en Cahiers se vayan a volver locos con él. Pero ya que está la cosa ésa de la VistaVision, si Hitchcock dirige "Atrapa a un ladrón", este seguro servidor de su Majestad Don Guillermo no podía hacer nada mejor que un deslumbrante "Ricardo III", que más que una película de Olivier está hecha a mayor gloria del Rey. Más larga que un día sin pan, bonita, intensa, teatral en el mejor sentido de la palabra, poseída por completo por La Palabra, con fotografía de Otto Heller (el del fotógrafo del pánico) y música de William Walton (dije que no me pillaban por tercera vez sin citarlo jeje). Y con repartazo. Me acordaba bastante bien de la peli, y me acordaba de Claire Bloom. Y el bombazo ha sido ver a Stanley Baker, un actor con físico muy especial, el criminal de Losey, en las últimas escenas de la obra en el papel de Richmond. Tres películas de Olivier saben a poco, las obras hechas por todos sus adaptadores saben a poco, querrías que Welles o Kozintsev hubiesen dirigido más pero ahí están las que están. El Rey es inagotable.


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