Sigue cayendo la lluvia de reencuentros con lo que uno hacía antes de la pandemia, que si un Eastwood, que si un Almodóvar (las anteriores la vi en programa doble el mismo día), que si un Liceu por aquí y por allá.Y precisamente como reencuentro resulta agradable y familiar la melodía conocida. La manera de construir a los personajes y de alambicar la trama con una cadencia reconocible y gratificante.
Lejos ya de ese celebrado otto e mezzo castizo que a mi no me acabó de entusiasmar, y a continuación de una que me gusta muchísimo, "La voz humana", otra vez en la carretera, en camino de melodrama, que se hará raramente desagradable para quienes han solido gustar de este camino últimamente ("raramente", que tampoco soy adivino) y raramente sorprendente o inesperado para quienes suelen abominar de él.
La película me funciona perfectamente y me mantiene inmerso en un dulcísimo confort absoluto (me cansa el reto y el desafío sin resuello, oigan, tampoco es necesario tomar la cinefilia como un gimnasio a tiempo completo) pero no se acaba de encaramar a las que me emocionan de veras, y yo diría que es, no tanto por la peligrosa inmersión de Almodóvar en un cine político, sino por su insistencia en ser excesivamente razonable tanto en lo público como en lo privado. Si su postura sobre las fosas comunes, que me esperaba mucho más panfletaria, me parece razonable, su postura ante el melodrama que cuenta me parece también excesivamente razonable. Cuando la sororidad entra en el territorio de los celos y hay algún viso de exceso o tragedia se echan pelillos a la mar sin más, y Almodóvar mantiene además al personaje de Penélope Cruz en una postura excesivamente serena ante lo que sucede con su hija, postura que yo diría de forma osada que incompatible con la maternidad, que dista de ser un asunto científico o biológico y que la película plantea casi como un disgustillo en el mundo de las mascotas. De hecho me recuerda mucho a un cuento infantil que tengo en casa sobre un perrito perdido que le he leído tantas veces a mis hijos, que la película casi adapta al dedillo sin quererlo.Y no quiero desvelar más.
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