Tarde de gloria en el Liceu. Voy a obviar el deprimente campo de luciérnagas de gente aburrida viendo si tiene algún mensaje, quienes hacen fotos y graban videos como si no hubiera mañana (hasta que ha sido avisada pensé que la mujer que se sentaba en nuestra fila era cuanto menos la orgullosa esposa del tenor por el rato que llevaba grabando, justo antes de enviar el video por whatsapp a todos los primos de Tbilisi). Es momento de bajar los brazos, abandonemos a Wagner, volvamos a encender las luces del teatro y pongámonos a cotorrear durante la representación hasta que graznen un aria potable.
Bueno, esperando a que esta gente descubra que si no les gusta la ópera no tienen por qué ir, comentar que "La dama de picas" de Chaikovski se estrena en 1890, basada como su otro gran referente operístico "Eugene Onegin" en una obra de Pushkin, con quien creo que forma una excelente asociación. No me atraía mucho el primer acto, cosa que no me sucede con la otra ópera que he mencionado que me deslumbró enseguida, pero el libreto de su hermano Modest no hace más que ganar enteros y clímax dramático, permitiéndose incluso el anti-clímax de la obra pastoral como antesala del tétrico encuentro entre la Condesa y Hermann al final del segundo acto.
Muchos cambios de escenario (lapsos de cinco minutos, insoportable espera en los que se reactivaba el campo de luciérnagas) pero una gran aportación de escenario y vestuario de tiempos de Catalina a la tensión dramática y la fantasmagoría Romántica, la seductora fantasía sobrenatural conducida en su segundo reparto por George Oniani e Irina Churilova y dirigida desde el foso por Dmitri Jurowski.
No hay comentarios:
Publicar un comentario