viernes, 26 de diciembre de 2025

WHO'S THAT KNOCKING AT MY DOOR?

 Me he divertido mucho viendo "Who's that knocking at my door" (Martin Scorsese, 1967). Y no porque sea una de las mejores películas de Marty, que no lo es. Es probablemente deslavazada y un poco hueca. Pero tiene algo que me gusta muchísimo. Siempre he pensado que no hace falta que las primeras películas sean geniales. Evidentemente existen Ciudadano Kane, Los amantes de la noche, El espíritu de la colmena, Malas tierras y La canción del camino, entre otras. Pero a veces ves algunas primeras películas y piensas "maravilloso pero ¿ahora qué?, qué te queda". Bastaría con que las primeras películas alumbraran el inicio de un camino prometedor y luego los dejáramos libres y los viéramos crecer película a película.

Aquí está todo bocetado, los jóvenes italoamericanos, la testosterona, la ciudad, el montaje sincopado (¡ya estaba Thelma Schoonmaker!), el papel de las canciones. Es un Scorsese en estado puro, con ganas de reinventar y de perfilar esa estética y esos modismos tan personales e intransferibles que han dejado esa huella en el cine contemporáneo pero al mismo tiempo es un Scorsese en estado embrionario.
Y contemplado casi sesenta años después resulta emocionante y raramente fascinante, mucho más gozosa que el cansino ejercicio de arqueología que podría parecer. Solo hay algo que parece haber eliminado Scorsese de la mayoría de su posterior cine, la borrachera de cinefilia que hay aquí, aunque por una vez está bien. Siempre podrá acordarse uno de que es la película donde Harvey Keitel liga con la chica Zita Bethune hablando de Centauros del desierto.
Y qué decir de la escena de Keitel y The doors, puedes ver a Coppola mirando e iluminándose, aunque luego no pudiese ser Keitel el elegido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario