GATE OF FLESH

En estos días de aún muchísimo trabajo y aún más calor doy algunos palos de ciego con lo que le soporto y lo que no le soporto al cine. Me he aburrido muchísimo con la pobre "Winter's bone", que he visto de inicio a fin y ni si quiera me ha inspirado nada que escribir, no he entendido absolutamente nada de los primeros quince minutos de "No reconciliados" (y es curioso porque ya me pasó algo parecido con alguna pieza del admirable Alexander Kluge, que como el matrimonio Straub-Huillet me hacen bailar entre la admiración y el noqueo absoluto). Mi desesperación iba en aumento con los diez primeros minutos iniciales de "Branded to kill" y el asesino amante del arroz hervido, pero al pararla y comenzar mi periplo por Suzuki con "Gate of flesh" he encontrado una calma temporal en los mares cinéfilos.

"Gate of flesh" es una especie de versión kitsch de "Mujeres de la noche" de Mizoguchi, un delirante melodramón en variados colores, cada prostituta luce uno, donde las meretrices tienen un estricto código profesional que no les pemite acostarse con nadie sin cobrarle, a riesgo de que las compañeras le den a la colega ociosa su merecido. Hasta que aparece un macarra chulazo que las trae trastornadas...

                                     

Evidentemente nada puede ser tomado excesivamente en serio, a pesar de que algunos movimientos de cámara con la bandera americana de por medio puedan sugerir que nos podamos entregar a divagaciones sobre la posguerra y las fuerzas imperialistas y ocupantes. A mí lo que me salva son las composiciones en color que se marca Suzuki.

Estoy contento, igual mañana o pasado le doy una justa oportunidad al asesino del arroz hervido o me pongo a entender cine político de los 60 y los 70, por no hablar de lo colgados que tengo a Herzog, Oliveira, Hong y James Ivory, quién sabe qué dirá el impulso de cada día, pero el pulso cinéfilo ha vuelto con el Seijun, bastaba con que mimaran un poco mis ojos.