miércoles, 26 de junio de 2013

1.280 ALMAS



Pop.1280
Jim Thompson, 1964
Grupo Editorial 62 
para la Serie Negra del diario El País, 205 páginas

Si usted está pensando en dejar de decir palabrotas no lea esta novela de Jim Thompson, hostia puta. Manda "narices" que una de las novelas más profundamente USA que puedan concebirse sólo conociera una adaptación cinematográfica a manos del cine francés.

Thompson a día de hoy es el perfecto padre o abuelo de la manera de dialogar de Quentin Tarantino, de la América de los hermanos Coen, en este caso intuimos que la acción se situa entorno al año 1917. La América de los desayunos repugnantemente abundantes, las letrinas, el sexo desaforado, el crimen, el racismo, los personajes viciosos y sin mucha inteligencia y un elaborado y calculado arribismo político de quien se esfuerza, desde su condición de sheriff, y pone toda la carne en el asador para no tener que hacer nada.

Thompson tuvo sus problemas en la caza de brujas, y los apuntes sociales no escasean en la novela. El protagonista, más inteligente de lo que parece (sobre todo porque empieza la novela pidiendo unos consejos que no parece necesitar), hace verdaderos comentarios mordaces y vigentes sobre el microcosmos de Pottsville y la aplicación de la ley, ese lugar poblado por 1280 almas gobernadas y habiéndoselo ganado a pulso por un manipulador y presumible estúpido.

Si es que es va a ser verdad que la serie negra cuenta más de lo que dice y sus enseñanzas se extienden como una jodida mancha de petróleo (perdón, he dicho "petróleo"), a través de las décadas, los pueblos como Pottsville, las naciones y muchos de nuestros manipuladores y presumiblemente estúpidos gobernantes, a los que más de 1280 almas también parecen haberse ganado a pulso degradándose con sus pulsiones gregarias de corderitos directos al matadero. Videncia o que nada cambia bajo el sol.



2 comentarios:

  1. La novela que más me ha impresionado dentro de la literatura negra. Mala baba por doquier, un texto que, como su protagonista, oculta bajo su apariencia sencilla una inteligencia maquiavélica. Qué personaje, madre mía. Hace poco oí discutir sobre lo que supondría una posible adaptación por parte de Tarantino, una cinta menos megalómana y con una base jugosa que explotar. No estoy seguro, creo que podría estropearla con sus arrebatos onanistas. Ahora que señalas a los Coen, me parecerían una opción mucho más fiable. Siempre han retratado como nadie la fina línea que separa el crimen de la mera crueldad del absurdo y, en ocasiones, de la estupidez.

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  2. En los diálogos está Tarantino, en la America que retrata los Coen. No había visto tu comentario. Bienvenido como primer comentario a un espacio en el que no espero muchos, ya que es aún más difícil coincidir con lecturas que con películas.

    Un saludo, me pongo con la reentrada del blog.

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