Dos puertos seguros Manoel de Oliveira y John Ford. Su cosmos es no pocas veces extraterrestre, quién que filmara esas novelas portuguesas con pinta de redichas o esos ejércitos-hogar podría despertar tal admiración en su arte. Oliveira y Ford rompen en mil pedazos el principio de identificación obvia e instantánea del espectador contemporáneo, hacen que lo ajeno, ni si quiera fantasioso, se convierta en cotidiano. Quién no querría ir a una cena en la que se conversara en elegantísimo portugués sobre la virgen María o quién no querría ser héroe tras horas de insomnio forzado y colaborando con Corinne Calvet.
"Espejo mágico" es otra de sus muchas adaptaciones de Agustina Bessa-Luís. Una obra elegantísima y deliciosamente filmada, con una premisa absolutamente desvariada (esa burguesa ansiosa de presenciar una aparición de una Virgen rica y deseada), pero que Oliveira hace parecer la historia más natural y comprensible del mundo.
Como en "Los caníbales" se hacen un poco raros los arrebatos fantásticos, las puestas de sol o el extravío veneciano, pero el resto de la obra posee la modulación, el tono y el ritmo pluscuamperfectos, unos encuadres divinos, serenos y firmes que te meten de lleno en esa campiña portuguesa, bien marcados por su compañía habitual (que es algo que también comparte con Ford, unos habituales de oro). Ricardo, Leonor, Luis Miguel, la otra Leonor, y unos desmadrados invitados llamados Michel Piccoli y nada menos y nada más que Marisa Paredes largando en castellano y siendo contestada en portugués. Cómo filma y cómo embelesa la música de las palabras.
No invitamos a nadie a introducirse con ésta en su obra, esto es ya para convencidos. Y creo que debería existir, si es que no existe y no he sabido encontrarlo, libro en castellano sobre tan rica e inagotable filmografía.
Sólo queda redundar como con Griffith en las distintas perlas de uno de los más grandes.
Aparece "When Willie comes marching home" como una seta en la filmografía de John Ford en los 50, sin que casi nadie se refiera a ella. Al verla ha sido inevitable pensar lo obvio, incluso sin haber leído que muchos otros tampoco han podido evitarlo, un Ford tan cercano a algunas películas de Preston Sturges, un ovni en el cine americano, una de las pocas veces que se conjuntaron los espíritus de cineastas físicos con los cineastas de guión (no sé, ¿Hawks dirigiendo guiones de Wilder?).
William Demarest y la existencia de "El milagro de Morgan Creek" y "Hail the conquering hero" son inevitables, y quizás más sustanciosamente divertidas y logradas, aunque Ford, en un terreno en el que no puede competir con tanta brillantez filma algunos momentos, en especial en el episodio francés, de tal belleza visual que no queda más remedio que rendirse al magisterio de quien está dotado para esto más que nadie, más allá de desarrollar una u otra especialidad.
Nunca me pareció Ford un buen comediante, por ejemplo, "El hombre tranquilo" podría citarla como una de mis películas favoritas pero no como una de mis comedias favoritas, en este caso después de ese pasaje francés la película me cuesta, fue muy valeroso para meterse en este berenjenal de frenético absurdo, pero hasta esta película es una lección de pulido y sencillez, de hacer parecer fácil lo difícil. Y ya no es sí creo o no en Fords menores. Éste me lo parece. Pero es imprescindible para un conocimiento más afinado de su refinado arte.
El lumbreras de turno la bautizó en su día como "Bill, qué grande eres".
Dos interesantes directores, Ford pues un genio, que requiere tiempo para ahondar en él (como la mayoría de autores especiales), tiene una filmografía amplia. Y ahí vamos adentrándonos en sus obras. En cambio todavía no me deslumbra el portugués a pesar de su renombre, pero me falta demasiado aun para dar un veredicto.
ResponderEliminarGriffith suena bien, lo haces ver como algo espectacular, creo que la mala fama de su racismo x ej. le ha quitado cierta luz, espero abordarlo como se debe muy pronto, aunque me da cierta pereza que lo prolongo, pero puede ser la sorpresa que tanto anuncias y que tanto aprecias.
Sobre el francés que ganó en Locarno el año pasado, también ya cae. Un buen premio que me lo ha puesto con interés en lo que tenga que aportar.
No se puede ver todo en un día, que fastidia un poco, pero también como se va gozando mientras se descubren. Yo quiero ver de todo, y eso dificulta, pero a la vez atrapa y es bueno. Moriré en mi ley, queriendo ver todo lo que sea cine.
Un abrazo.
Yo ya he bajado los brazos, tengo y quiero hacer muchísimas otras cosas que me ocupan muchas energías y mucho tiempo. Y fíjate que diría que es el propio cine el que me ha enseñado a querer esas otras cosas que no son el cine.
ResponderEliminarEse fastidio es un bello impulso juvenil que no he perdido del todo, pero acaparar me es imposible y he de seleccionar y librarme de cualquier actitud relacionada con completar. Cuando llevo varios días sin ver películas me invade un ligero mal humor, pero entonces he de seleccionar con templanza y saber que ese buen rato no me va a hacer avanzar posiciones en esa carrera contra nosotros mismos que solemos tener los cinéfilos.
Por cierto, aprovecho para decir que he visto "Tú y yo" de Bertolucci, que debería decirme más y resultarme más cercana que las películas de Ford y Oliveira y sus mundos de otras galaxias, pero misterios del cine me ha dejado igual. Prefiero los excesos enfermizos de "Soñadores", y en general no entiendo la insistencia con la claustrofobia.
Las afinidades con las películas son imposibles de adivinar con métodos deductivos. Y en general creo que está siendo un año más bien flojo en lo que voy pillando de la cartelera española. "Tabú", "The master" y "Before midnight" son mis películas favoritas, y la muy discutible "To the wonder" se llevaría el diploma olímpico a medias con "In another country". "Amour" y "Io e te" han sido para mí las grandes decepciones en lo que llevamos de año.
Un abrazo
Me sumo a lo que dice Sergio: he llegado a la conclusión de que me va a ser imposible ver todo lo que querría y conservar mi trabajo, mi familia, mis aficiones deportivas y mis horas reglamentarias de sueño. Aun así, me cuesta revisar películas, siento un cosquilleo por dentro que me dice que tengo que ver material nuevo constantemente (lo cual es un error).
ResponderEliminarAl caso, yo es que con Oliveira no puedo, lo siento. Y mira que lo intento.
Ese cosquilleo es un tremendo error, pero es real como la vida misma...
ResponderEliminarY fíjate que esos intentos que dices ya elevan nuestras pretensiones cinéfilas hasta el absurdo, verlo todo y que nos guste todo (lo que se supone que nos debería gustar). No hay seres más agonías y angustiados que nosotros.
Yo mismo dudaba, y mira que es ridículo porque haga lo que haga no va a ser tan trascendental, ¿debería escribir esta entrada?, ¿debería escribir sobre directores más variados?, supongo que son demasiados años escribiendo y compartiendo aficiones con gente que sí tiene sentido que se plantee esas cosas, y es inevitable que se te contagie cierto "profesionalismo", o ansias del mismo.
Saludos
Soy ajeno a los universos de Oliveira y Ford (quizás soy yo el marciano). Al segundo lo voy aceptando con el entusiasmo justo. Al primero he de redescubrirlo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta entrada (lo que escribe Sergio, con su puntito de pasión, siempre me gana) y, por supuesto, los comentarios que ha generado su entrada.
Yo sería una persona frustrada si no pudiera volver una y otra vez a mis películas y directores favoritas: los antepongo a los nuevos descubrimientos, lo que no quiere decir que no sienta ese cosquilleo y necesidad de disfrutar de novedades del siglo pasado (preferentemente) y del presente.
El tiempo que dispongo, que es más o menos el que comentáis, lo administro de forma que lo primordial sea el disfrute.
Saludos cordiales a todos.
Rafa.
De estos temas podemos hablar muchísimo. Luego está cuando la intuición te dice que puedes haber cambiado de opinión, cuando te dice que te gustaría haber cambiado de opinión y cuando te dice que sintiéndolo mucho no vas a cambiar de opinión. O sea que no pierdas el tiempo.
ResponderEliminarAl final ha valido la pena publicar esta entrada por la conversación.
Abrazos
Sergio
Buen programa doble, Sergio. ¡Qué genial idea la de rescatar de la memoria 'When Willie Comes Marching Home'. He tenido que hacer ejercicios respiratorios para recordar esta peli que no he vuelto a ver desde... No sé desde cuándo, pero sí te garantizo que la revisiono de inmediato.
ResponderEliminarMe ha interesado también tu reflexión sobre Ford y la comedia. Hay mucho que hablar sobre esto. Solo una idea: el mejor Ford no hace, en sentido estricto, comedias, sino que incorpora la comedia en todas sus películas; acaso ahí esté una de las claves de su grandeza. Y cuando las hace de modo expreso, fracasa estrepitosamente. ¿Cuándo? Cuando intenta, por ejemplo, hacer 'una peli a lo Hawks'; verbigracia, 'La taberna del irlandés'.
Pero, bueno, ya conoces mi opinión sobre la comedia hawksiana...
Salucines
Sin embargo el contraejemplo que suelo poner es "What price of glory", que a mi me pareció la peor de sus comedias.
ResponderEliminarRespecto a Hawks, volviendo a ver "Su juego favorito", que creo que es una de las películas que más me han marcado y más he disfrutado en un par de años, tengo esa sensación fordiana de no ser su humor la cuestión más primordial.
Estoy de acuerdo contigo, Sergio. Tampoco a mí me gusta 'What Price of Glory', según Ford. Prefiero mil veces antes la versión que hizo Walsh.
ResponderEliminarPor otra parte, ya veo que tu juego favorito... es poner a prueba mi sensibilidad hawksiana. Pero, chico, no me atreve a verla otra vez...
Salucines