Con Fellini salir de la dialéctica obra clásica de la democracia cristiana-hay que ver cómo se suelta a partir de "La dolce vita" es un poco complicado.
Viendo uno de los clásicos primerizos "Los inútiles" sí que es cierto que tiene elementos del Fellini más contenido y por ejemplo una voz en off muy pobre y bastante fuera de lugar.
Pero ya desde la escena magistral que abre la película, una elección de la miss de una pueblecito-ciudad de provincias, que acabará con chaparrón literal y metafórico, Fellini ya muestra algunas de las virtudes que necesitará y de las que hará gala para salirse del camino marcado.
Es increíble y admirable como necesita dos pinceladas para dibujar extraordinariamente bien al personaje o grupo que se proponga, jamás tuvo el cine mejor dibujante. Y cómo anticipa la "Calle Mayor" de Bardem, a Berlanga y el costumbrismo español, siendo a la vez profundamente neorrealista y perfilando sus fugas circenses desde ya.
"Los inútiles" es una película completa, rotunda, de muchas aristas que lo tiene absolutamente todo. Divertida, crítica, emocionante, con un sentido sublime de la observación y de lo que era, es, será o podría ser la vida en algunos lugares y para algunas personas. Absolutamente descomunal.
A mi me gusta los Inútiles, Fellini en general me gusta, hay algunas que me han dado dolor de cabeza que creo que no volveré a ver : La ciudad de las mujeres y Gulietta de los espíritus. Mi trilogía de Fellini sería : 8 1/2 , Amancord y Roma. La Dolce vita también pero se me hace larga. Luego hay La nave va que nadie la suelte citar y a mi me gusta también.
ResponderEliminarSaludos.
A mí me gustan muchísimo las primeras de Fellini: El jeque blanco, Los inútiles, La strada y sobre todo Las noches de Cabiria. Luego me gustan ratos de casi todas sus películas, aunque ninguna como "obra entera".
ResponderEliminarBuen tema el de "las primeras" de Fellini y las de "después". Nunca se va a llegar a cierto consenso conseguido con Lang, ahora vemos claro con él que americanas y alemanas son esencialmente lo mismo. En el caso de Federico se llegará a entender que las segundas jamás habrían existido sin el desbordante talento de las primeras y que de no haber existido las segundas, con sus inevitables desequilibrios e irregularidades, que son más o menos defectos según la mirada, no habría existido la noción de lo "felliniano". Y es que Federico tiene uno de los adjetivos propios más genuinos que ha dado el cine, y por tanto extensible al patrimonio cultural del siglo XX. Más allá del propio cine.
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