El sábado 2 de julio alrededor de las once de la noche leí en las redes sociales que había muerto Michael Cimino. Impresionado fui rápidamente a google a leer las noticias y no encontré ninguna en ningún medio y sólo una advertencia de que probablemente se trataba de un hoax.
A los pocos minutos empecé a encontrar revistas americanas (Variety y The Hollywood reporter) haciéndose eco de la muerte y citando un cuanto menos sorprendente tuit de Thierry Fremaux el director del festival de Cannes haciéndose eco de la noticia.
El perfil no deja de provocar extrañeza por lo pedestre y poco oficial o verificable que resulta, abundan referencias a tractores y al mundo del fútbol, algo un tanto insólito viniendo de todo un señor director del festival más importante del mundo
Pero no importó, esas revistas americanas y periódicos españoles e ingleses se hicieron eco de la noticia basándose en ese perfil. Como mínimo El periódico no se atrevió hasta las 2:21 de la mañana, siempre con Fremaux y sus amados tractores por delante.
Mientras tanto los diarios franceses y americanos no se hacían eco de la noticia, no porque no se la creyeran, sino porque los periodistas estaban haciendo su trabajo intentando verificarla por medio de fuentes fiables y contrastables, que es algo que el periodismo ha decidido olvidar en demasiadas partes del mundo. He aquí el mensaje que el periodista del New York Times Liam Stack escribió al supuesto Fremaux, haciendo gala de una mínima vergüenza profesional.
Sobre las cinco de la mañana el New York Times publicaba un excelente obituario de la muerte de Cimino, confirmada la noticia por su abogado Eric Weissmann, en unas circunstancias que nada tenían que ver con las apuntadas por ese supuesto Fremaux al que el obituario no cita en ningún momento, supongo que porque el periodista Liam Stack no pudo obtener verificación alguna.
Con el NY Times empezaron a publicar la noticia LA Times, todos los diarios americanos, a la par que diarios franceses como Libération, sin citar a Fremaux, o Le Monde, que aún así hablaba de un anuncio de Fremaux confirmado por Weissmann.
Varios misterios:
1-Si realmente se trataba de Fremaux ¿cómo pudo dar una información que nada tenía que ver con la noticia del cuerpo de un Cimino encontrado por la policía en una muerte por causas no aclaradas?
2- ¿Cómo es posible que el director de un festival francés sea durante siete horas la única fuente de una muerte acaecida en Los Ángeles que ningún diario serio consigue confirmar?
3- ¿Cómo es posible que el director de Cannes tenga un perfil de twitter tan pedestre y no suscite las dudas de ningún periodista español, ni inglés, ni...?
4- Si no era Fremaux ¿cómo pudo conocer la noticia la muerte?,¿quién se esconde tras ese perfil?
Esta historia que a nadie importa demasiado, supongo, demuestra lo que ya debería ser una obviedad, algo por lo que resulta ridículo que me rasgue ahora las vestiduras. Las redes sociales y sus fuentes de chichinabo han convertido a la profesión periodística en un estercolero donde importa un pimiento la fiabilidad de esas fuentes y la posibilidad de contrastarlas. Lo primero es lo primero, ofrecer la noticia a toda costa. Pero anda que si llega a ser mentira...
Por suerte siempre existirán los Liam Stack y los New York Times para felicidad de los que pensamos que no da igual cómo se ejerce una profesión y que el fin no justifica los medios.
Entre nosotros creo que lo mejor que se ha escrito está aquí: http://eldiabloquizas.blogspot.com.es/
ResponderEliminarUn saludo
Quería poner el enlace directo a la entrada, pero el blogger no le ha puesto título y francamente no puedo (ni sé si se puede).
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