lunes, 5 de diciembre de 2016

TODOS QUEREMOS ALGO



Ya quedaron ustedes suficientemente puestos en antecedentes con el rescate hace unos días de lo que escribí en su momento sobre "Boyhood".

Telegráficamente sobre la última obra de Linklater. Imposible agarrarse a nada en lo narrativo. Una película a base de imágenes de comedia ochentera universitaria reconstruida en el siglo XXI de forma grotesca como pedazos de un monstruo de Frankenstein. Trozos de carne muerta devueltos a la vida sin perspectivas de éxito.

Para entrar dentro hay que tener con ella una sintonía en lo estético, en lo sonoro y con su dinámica al alcance de muy pocos. Además hay que ponerse en situación de suponer un palpitar iniciático en una colección de bigotudos talluditos que son más un chiste alargado que la expresión de algo que merezca ser reflexionado.

El ejercicio de exégesis cinematográfica que hay que hacer para captar su presunta grandeza es excesivo y para colmo  en sus minutos finales pretende crear una especie de emoción sedimentada que no encuentra ningún eco en su metraje anterior.

O quizás me sucede como a quienes detestan la maravillosa "Before midnight". No recuerdo o no he vivido ese despertar enamorado tras un inolvidable fin de semana de juerga y los mejores años de mi vida por delante. Un film vacío o un continente vacío en el que depositar el film. El irresoluble dilema de las películas. ¿Habré dado con la clave del film desde mi más absoluto desprecio?

Incluso leo a alguien citar "La maman et la putain" y me divierte y me cuadra echándole espíritu alocado. No me ha gustado esta peli pero adoro el CINE y esa constante tensión maníaco-depresiva que le pueden producir a uno películas como ésta o el social ruido de fondo que las acompaña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario