domingo, 22 de julio de 2012

JEZABEL

Consideraban los críticos franceses que luego se convirtieron en Nouvelle Vague que incluso las productoras podían ser "autores". Con esa teoría en mente sería interesante contemplar en conjunto los melodramas de Warner que hizo para lucimiento de Bette Davis y preguntarse por qué por ejemplo las películas de Edmund Goulding, "Amarga victoria" o "La solterona", no tienen nada que ver con las que hizo para Fox, como "El callejón de las almas perdidas" o "El filo de la navaja", o si Irving Rapper tiene algún título de la categoría de "La extraña pasajera" o por qué los trabajos de William Wyler tampoco se parecen a sus melodramas para Samuel Goldwyn (quizás "La carta" se empieza a desmarcar más de este lote).

"Jezabel" guarda grandes similitudes en su construcción y ejecución con varios melos de Bette Davis, y ello, a además de ser curiosísimo, la catapulta a ser una perla más de este collar de oro y diamantes que es la filmografía de Bette Davis finalizando la década de los 30. 

Esta formulación algo teatral (en el buen sentido), en dos tiempos, esa música de Max Steiner (y su mítico vals), la presencia (discutible) de George Brent, esa asunción de los personajes de un transformador sacrificio, culminando con un final esmerada y delirantemente glorioso-gracias en parte a la tétrica contribución del fotógrafo Ernest Haller del que volveremos a hablar mañana. Una unidad de estilo que convierte a "Jezabel" en un magnífico melodrama, dirigido maravillosamente por William Wyler, con esa curiosa impronta de la presencia de Bette Davis bajo el sello Warner, actriz y productora erigidos como "autores" del imperecedero trabajo, signifique lo que signifique eso y tenga el valor que tenga. Porque no se trata de que sea indistinguible de las demás, ¡que nunca un vestido fue tan rojo en una película en blanco y negro!.






                                     

2 comentarios:

  1. Comparto tu comentario, Sergio.

    Resulta curioso que, siempre que anda Wyler de por medio y querámoslo o no, aparezca el fantasma de la autoría, de quién tiene más peso autoral en sus películas: "No será un autor, pero no es desde luego un artesano sim importancia". Así concluía el Larousse francés la entrada al director.

    El caso es que hay películas "de productoras" (más adelante sería el productor de sus películas) en las que el producto acaba siendo algo mecánico y sin vida... y ahí el director es prácticamente el responsable. Wyler dirigía muy bien y no hay melodrama (y ese es el género donde realmente se desenvolvió mejor que bien) que le haya visto donde no asome un destello propio.

    Wyler, a revalorizar :-)

    Saludos,
    Rafa.

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  2. En este caso cabe decir que hubiese dicho lo mismo si estuviese comentando "La solterona" tras ver "Jezabel", pero sí, es cierto, de una manera u otra le ha vuelto a tocar al pobre Wyler.

    Saludos

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