LA PESTE

“Una apuesta ambiciosa, esplendida, con imperfecciones, auguro de un boyante futuro para la serie española.”

Ver la serie La Peste, es tomarse las cosas con calma. Lo que no es fácil en nuestra época de bullicio en la cual si no tenemos 2 explosiones y 3 Cliffhangers por minuto nos aburrimos. Conviene ser honesto, el ritmo de la serie es lento, lánguido, pausado, aunque se acelera en el momento de su desenlace. Es una de las debilidades del acabado. A veces porque la acción tarda en venir, a veces porque el guionista prescinde a menudo del arte de la elipsis narrativa, y a veces también no tanto porque no hay acción sino que el director no recurre a las herramientas habituales del énfasis de la acción como una música álgida, o una aceleración de los planos.

El otro punto débil de la obra es la dicción. No tiene nada que ver con el acento de los personajes, sino con su vocalización que mejorable en muchas escenas y obliga a redoblar la atención o aumentar el sonido para no perderse algo (lo que en una narración fuertemente basada en los diálogos es molesto).

Y ya hemos acabado con lo malo. Porque la serie desde el punto de vista de la reconstitución histórica es una auténtica maravilla, cuidando cada detalle de las localizaciones, de los vestuarios. La estética y la fotografía es estupenda, y muchas escenas parecen una retahíla de lienzos de Caravaggio o de cuadros la escuela flamenca. En eso se agradece la lentitud para captar como la cámara juega con los clores y la luz. Tiene el mérito de contarnos la Sevilla de todas las capas de la sociedad, y no limitarse en las vivencias de los poderosos.

La trama es simple hasta que en el final da un giro, con lo que cabe perseverar para cosechar el fruto de tanta paciencia.

La interpretación es buena, los protagonistas principales están a la altura. Paco León me ha dado una grata sorpresa pese a mis prejuicios. No hay actores que lastren la calidad interpretativa.

En conclusión La Peste a mi entender es una serie que no es para todos lo públicos pero que merece la pena, sobre todo para cualquier enamorado de la estética o para los forofos de la historia.