Vuelta a ver 23 años después de su estreno en salas me parece además una película soberbia, estructurada de forma vibrante en tres actos y tres grandes secuencias, que además de fijar las señas de identidad de la serie resulta campo abonado para el amor por el artificio del director encargado, mi admirado Brian De Palma, y su amoroso uso de la herencia hitchcockiana.
Cuando se cumplan 25 años en el 2021 bien podría Cruise invitar al viejo rockero a volver a tocar en este coliseo, la parte 8 o la parte 9. Los carrozas lo agradeceríamos.
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