viernes, 24 de agosto de 2012

LOS DESCENDIENTES

No andaba yo muy feliz con las películas de Alexander Payne, que tras el deslumbramiento de "Election", no hizo más que decepcionarme con "A propósito de Schmidt" o "Entre copas".

Con "Los descendientes", que se abre con singulares planos de la parte más urbana de una isla de Hawai,  no es que bata palmas, pero me parece que afina un poco más y mejor en esa sencillez absoluta de estilo y personajes, habida cuenta ya de entrada que carece de pretensiones, incluso de  ambiciones..

Además de ser una exagerada loa a la tierra y a la familia (en la que casi podría decirse que el elemento discrepante recibe su merecido), es una película algo menos encorsetada en los patrones del éxito indie de la temporada, en la que a pesar de su moralismo y algún(os) personaje(s) y tramas accesorio(s) de manual del guionista, un padre (George Clooney, unos de los actores más sobresalientes de Hollywood en una interpretación sobresaliente) y su hija adolescente (Shailene Woodley) aportan una humilde y espontánea credibilidad a la pequeña historia que se cuenta. Haría bien en trabajar en esa dirección y dejar crecer a sus criaturas así, sin esa técnica de chico listo de la industria que suele descafeinar demasiado a sus películas.

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