Ya sabía uno viendo la brillante y simpática picardía paramountesca de Lubitsch que unos años atrás Von Stroheim la habría puesto boca abajo o boca arriba sin tapujos. Von Stroheim es Von Stroheim y lo suyo no son las puertas insinuantes, su negocio son los decorados derrochones y austro-húngaros, la caída de la nieve y los rostros violentos y carnales.
"La viuda alegre" es un musical mudo en el que no canta nadie pero que funciona con la misma vibración que la opereta, sólo que vista por ese monóculo centroeuropeo que entre orgía y orgía exclama la fuerza imparable del amor.
Colosal, sorprendente, estupenda, representativa del accidentado director, y protagonizada por John Gilbert y Mae Murray, de los que poco después nunca más se supo llegado el sonoro.
Una obra algo testamentaria del fin de una época de esplendor y exceso centroeuropeo, y es que es inevitable pensar en el atentado de Sarajevo en un momento de la película, y en cómo el siglo y el mundo cambió para siempre poco tiempo después.
A Von Stroheim aún le quedaban dos o tres películas o calvarios, que era como se contaban sus obras, pero dejó su huella indudable en todas ellas, no consiguieron desdibujar nada.
De las mayores obras de Stroheim y bastante diversa, sí, de la versión sonora de Lubitsch, igualmente excelente pero perjudicada por estar en ese grupo de films con Jeanette Macdonald y Chevalier que ya nadie defiende.
ResponderEliminarCreo que hay versión francesa de la de Lubitsch, pero nunca la he podido encontrar.
Lubitsch todavía hace de parachoques, cuando aparece Nelson Edy es entonces cuando Jeanette se queda sola ante el peligro y sin defensores. Ojo que yo no las conozco, pero me parece que desde Tim Burton la usó como la usó y para lo que la usó ya nadie les tiene ningún respeto.
ResponderEliminarTampoco a Tim Burton le quedan muchos partidarios.
ResponderEliminarTim Burton está ahora en mi opinión en coma artístico, como tantos a la espera de tomar mejores decisiones sobre lo que hacen.
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