lunes, 3 de febrero de 2014

CORAZONES INDOMABLES

Reemprendo el camino de los clásicos, a riesgo de resultar repetitivo, de perder otra vez el 50% de la (para mí) numerosísima audiencia o de ponerme en la palestra de los poco audaces, mitómanos o inmovilistas, pero esto es lo que hay, madames et monsieurs. Tengo unos cuantos blu-rays del tuerto y los tengo que amortizar (moralmente) en forma de entrada  según me estimulen junto con los que me quedan de Hitchcock, como cayeron los de Kubrick. No es que lo nuevo (ni la línea general) se haya acabado, pero mis estanterías y mi disco duro hierven de pura historia.

El año 1939 mantuvo a John Ford ocupado con tres películas. En marzo estrena "La diligencia", que la da su celebridad y es objeto de estudio de Welles para cambiar el cine en los 40 (aunque bien es cierto que estas aseveraciones son tan falsas como útiles). Mayo trae "El joven Lincoln" y el otoño, con la II Guerra Mundial iniciada, aunque con EEUU aún fuera del conflicto, es el turno de "Corazones indomables", o "Drums along the Mohawk" (el Mohawk es un hermoso valle):su primera película en color, experiencia que no repetirá hasta los casi 10 años que transcurren sin llegar "Tres padrinos" y la cátedra en fotografía que supondrá "La legión invencible" (ésta última desgraciadamente inédita todavía en blu-ray, cuando sería de las más imprescindibles de ver así).

"Corazones indomables" lleva el lastre y el lugar común evidente de lo incomprensible, por qué se le encomendó ese papel a Claudette Colbert, tratándose de una mujer que crece desde la inocencia pasando por la adversidad hasta la edad adulta. Es que era como dárselo a Carole Lombard o Jean Arthur. Colbert le pone enorme convicción, pero no es creíble ese proceso, menos en un año en el que estaba haciendo "Medianoche" de Leisen, en la que sabía latín.

La película recupera el espíritu lúdico de un sábado o domingo por la tarde ante el televisor (así la vi por primera vez en Tele 5, sí lo juro, fue en Tele 5) y así la he visto ahora. Te lleva en volandas con su espíritu iniciático y con las peripecias que depara a "los que empiezan". Ese espíritu de aventuras lo entendió bien Ford, aunque hay algo que también falla además de Colbert, siendo excelente en su acción tiene una cierta bidimensionalidad, es dinámica pero en plano, se echa a faltar eso que veía recientemente en  "Fort Apache", que cada plano se corporeizaba ante ti sin necesidad de gafas 3D. En ese relieve de la imagen incidió cada vez más y mejor el mejor cine de los 40, Welles fue un referente, aunque curiosamente aprendiera de Ford.Todavía quedaban montañas más altas por escalar.Ni menor ni obra maestra.









4 comentarios:

  1. Pues creo que la he visto pero no la recuerdo en absoluto. Ya me costó ver a Claudette Colbert haciendo de Cleopatra, como para verla de pionera. Es una de esas actrices mundanas, de calles de cemento, fiestas y esas cosas. ¿Qué quiere decir Blu-Ray del tuerto?

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  2. Títulos de John Ford. La joya de la corona es sin duda "El hombre tranquilo" con una calidad jamás vista. Acabo de entrar en tu blog y acabo de dejar uno de mis torrenciales y apasionados comentarios sobre la película de Stahl. Espero que sepas perdonarme debidamente, jaja.

    Un saludo

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  3. Ah, pues aquí tienes a un "antiguo" a quien le encantan las pelis de Ford. Casi siempre. Y en esta ocasión no hay excepción. A mí me gusta mucho esta película y veo tanto a Fonda como a Colbert, geniales.

    Selecciono una secuencia memorable de este notable film. Recién casados, llegan a la posada donde se aloja también el truhán Carradine. Mientras cenan, se acerca éste a la pareja y surge el tema de la política. Cuando suben al dormitorio en su noche de bodas, él le hace un comentario a su mujer sobre qué piensa de la situación política. Ella, simplemente, le pregunta si la ama...

    He aquí, John Ford.

    Salucines

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  4. Sí, la ve ausente y le pregunta si estaba pensado en lo sucedido con el muy siniestro Carradine, y ella contesta que no, que estaba pensando en si él la ama tanto como ella a él. Quintaesencia fordiana. Una secuencia fabulosa, en efecto.

    Saludos

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