El guión titulado "Jamie" que Bill Douglas escribió en la London International Film School se convirtió en una trilogía de marcado carácter autobiográfico, en la que el actor Stephen Archibald fue su Léaud particular.
"My childhood", el primer capítulo, se antoja enseguida como una magnífica película contada en un logrado y oscuro tono poético en blanco y negro, ambientada en un pequeño pueblo escocés, y con alguna curiosísima rima con su contemporánea "El espíritu de la colmena".
"My ain folk" parece instantáneamente una prolongación un poco repetitiva, pero si se revisan algunas imágenes de la primera otra vez, la segunda película gana en entidad propia, supongo a que en parte el pequeño crecimiento de Archibald en ese pequeño lapso, le da un algo propio. Entonces uno se imagina que no ha visto estas películas en el inadecuado lapso de ocho días, sino que realmente han transcurrido los 16 meses que transcurrieron entre el estreno de las dos partes, y que nosotros hemos crecido con Archibald. "My ain folk" está estructurada sobre la pérdida, sobre las sucesivas pérdidas como eje del crecimiento y de la vida.
Al ver "My way home", que contiene material rodado entre 1973 y 1978, llega a los 30 minutos una brillante ruptura narrativa, una fuga que nos lleva a Egipto, al desierto y al amor, a la luz. Jamie lee en esta película la absolutamente deslumbrante "David Copperfield", biblia de todos los boyhoods que en el mundo han sido y serán y todavía sustento de tanto audiovisual narrativo. Entonces esa mágica y magistral fuga sugiere todo lo contrario que la segunda parte, que toda la obra podría contemplarse del tirón porque posee una envidiable y endiablada cohesión incluso para saber romperse.
Bill Douglas, contumaz coleccionista de cine, sólo hizo años después una película llamada "Comrades", y falleció de cáncer en 1991. Quede aquí este pequeño homenaje a su extraordinario cine.
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