lunes, 1 de agosto de 2016
NOVELAS JULIO 2016
RUIDO DE FONDO: Magistral y apasionante novela, de las más electrizantes que he leído. Escrita en la época de la Guerra Fría me parece que guarda alguna especie de loca correspondencia con el "Sacrificio" de Tarkovski.En ambas hay miedo, desconcierto, filosofía, atmósfera, profesores cincuentones, mujeres conectadas al misterio, sexo redentor, niños especiales y un inusitado sentido del humor. La prosa de Delillo cada vez me gusta más.
LA CONJURA CONTRA AMÉRICA: Jugosa ucronía que plantea cómo un antisemita y pronazi Lindbergh gana las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, aislando al país de la II Guerra Mundial y colocando en jaque a una familia judía de Newark. A pesar de ello Philip Roth hace caso relativamente de esa ucronía y parece muchísimo más interesado en las relaciones, estructura y desintegración progresiva de esa familia. Parece que en muchos momentos te dice "sí, sí, lo de invitar a cenar a capitostes nazis a la Casa Blanca es hipnotizante, pero tú hazme caso que tengo una historia aún mejor". Y te consigue contagiar el entusiasmo en muchos momentos. Lo individual gana sobre lo colectivo. Lo íntimo gana sobre lo público. Lo más flojo es que es tal su desprecio por la ucronía que plantea que no duda cuando es necesario en desinflarla o anticipar su final, produciendo una sensación de extraño desconcierto y desequilibrio narrativo. Lo mejor que puede hacer el lector es conocer de antemano que ni la familia va a ir a un Auschwitz en el desierto de Nevada ni los nazis van a acabar invadiendo finalmente EEUU, traicionando el pacto de Islandia, al igual que traicionaron a Stalin. Es decididamente una novela sobre la luces y sombras de la familia judía, sobre las luces y sombras de un país, y el armazón histórico es goloso, pero no es mucho más que un testimonial telón de fondo, con velados ribetes de crítica a esa nación que a pesar de su mítica salvadora sí padeció realmente mucho del antisemitismo que cuenta la supuesta ficción.
ORGULLO Y PREJUICIO: La historia de mis opiniones es también la historia de las extrañas circunstancias que rodean a la lectura de cada novela. Confieso haber leído como la mitad de esta novela de Jane Austen con un sentimiento de frialdad e indiferencia, culpa mía en todo caso porque en ningún momento encontré ningún tipo de argumentario contra la Austen y su obra. Confieso haberme encontrado durante una tarde a solas y ante la posibilidad de leer del tirón su tercer cuarto y haber entrado súbitamente en calor, haberme enamorado de esta obra hasta terminarla al día siguiente y parecerme espléndida. Huelgan otros archiconocidos comentarios sobre ella (que si crítica social, que si blablabla...). Defiendo el derecho a desertar pero estos tres años de lectura que llevo no desertando prácticamente nunca por principio me están deparando no pocas sorpresas.
DE LA TIERRA A LA LUNA: Jules Verne es un autor fundamental en muchas vocaciones lectoras que suele ser bastante arrinconado en la edad adulta y desplazado del cánon de grandísimos narradores del siglo XIX. Aquí se marca no sólo una de sus pasmantes predicciones (EEUU tras la Guerra se lanza a la carrera espacial para canalizar el extinto esfuerzo bélico lanzando un cohete espacial ¡desde Florida!) sino que además se marca una desarmante novela que te cautiva contando sólo los preparativos del viaje a la Luna, algo que jamás le consentiríamos a película o novela alguna. Ya sé que tengo disponible "Alrededor de la Luna", pero la obra tiene entidad propia y sobrevive solita ¡sólo con los preparativos! y con un avasallador alarde de cantidades, datos y referencias históricas y culturales.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
"Ruido de fondo" la tengo pendiente hace tiempo; me gustó mucho "Punto omega", una especie de cruce entre "Psicosis" y "La aventura" que resulta infinitamente más sutil de lo que cualquier resumen rápido podría dar a entender.
ResponderEliminarEn relación con la obra de Verne es tópico hablar de la aventura y los adelantos tecnológicos, pero creo que la clave de ella es el delirio colonial, que el novelista francés desvela con ingenuidad y sin empeño crítico (nada que ver con Conrad): ese empeño por dominar cualquier territorio, desde las selvas tropicales a los polos, los abismos oceánicos, el centro de la tierra o la luna, precisamente.
Un saludo
Lo que lamentaría es que hablar de ese delirio colonial lo legitimara como gran escritor del que hablar entorno a verdaderos asuntos de importancia. La aventura y el sentido del asombro que despierta su visión de la tecnología son efectivamente tan tópicos como fascinantes.
ResponderEliminarNo hombre, está claro que la legitimación de un escritor no debe estar nunca en los temas generales sino en el ingenio concreto con que los desarrolla, a pequeña o gran escala.
ResponderEliminarCreo que DeLillo es un buen ejemplo, y sus novelas son también aventuras fascinantes.
Saludos
Estamos de acuerdo, pero la tendencia es que si yo sugiero que su gran tema es el "delirio colonial" y su negativo es Conrad (que es lo que debe hacerse porque es cierto y es una apreciación muy interesante) muchos más ojos se van a volver hacia él porque ese tipo de análisis siempre parece legitimar más a un escritor que hablar de su sentido de la aventura o hablar cándidamente de las predicciones tecnológicas.
ResponderEliminarDe la misma manera a Jane Austen la acompañan siempre las palabras "crítica social", no vaya a ser que alguien sugiera que "Orgullo y prejuicio" es una historia de amor.
Yo siempre defendí que algo como una "historia de amor" en ocasiones contesta muchas más preguntas sobre el mundo y sobre los seres humanos que una crítica a las estructuras sociales.
http://amordespuesdemediodia.blogspot.com.es/2013/07/solaris.html
Un saludo
Ya comprendo, Verne es para ti una cuestión de amor. Fue mi escritor favorito entre los 8 y los 12 años, aproximadamente, pero no me he atrevido a volver a leerlo como forma de preservar la fascinación de "Cinco semanas en globo", "Las aventuras del capitán Hatteras" y "La isla misteriosa", que recuerdo como mis preferidas y que sin duda han influido más en mí que muchas lecturas posteriores más "sesudas"; quizá debería añadir también "La jangada" y "La esfinge de los hielos", que leí antes de conocer a Poe, y "La casa de vapor", que devoré aceptando como un hecho natural la presencia de los ingleses en la India.
ResponderEliminarUn saludo
Yo procuro compatibilizar las dos cosas en la medida de lo posible, y la medida es toda, y nunca demandaría a un lector que aceptara como un "hecho natural" la presencia de los ingleses en la India en honor al "sentido de la aventura". Enlazando con ese viejo tema de la ideología y la categoría artística, que si bien no está de más distinguirlas, tampoco está de más ni olvidar una ni olvidar la otra. Y ahí tenemos ese paradigmático ejemplo de "El nacimiento de una nación", qué maravilla de película imprescindible pero qué bárbaro racismo. Nos sobran ojos y cerebro para percibirlo todo sin necesidad de que una aspecto se dé de tortas con el otro.
ResponderEliminarUn saludo
Totalmente de acuerdo. En realidad, creo que lo que más me distanciaría hoy de Verne no son tanto los motivos políticos como su técnica folletinesca.
ResponderEliminarAdemás, y matizando lo que dije, hay que recordar que su novela más reconocida, "Veinte mil leguas de viaje submarino", sobre la que tuve en su momento sentimientos encontrados (me aburrieron las descripciones técnicas del submarino tanto como me fascinaron el personaje de Nemo, el Maelstrom y el pulpo gigante), aporta una perspectiva más compleja: en contraposición con el ingenuo profesor Aronnax, Nemo representa la pulsión negativa de un anti-héroe del progreso, que prefiere ocultarse a sí mismo y sus descubrimientos en el fondo del mar, lejos de las ambiciones humanas.
Saludos