lunes, 2 de julio de 2012

CHILDREN OF BEEHIVE


Me gustaría poder apuntar a la rutilante belleza de una película como ésta y al talento de un director como Hiroshi Shimizu sin entrar demasiado en el juego o ruido crítico que late-siempre ha latido- eternamente de fondo de apreciaciones/depreciaciones (y más cuando hablamos de japoneses). Si a usted le presentan a un tipo extraordinariamente divertido, inteligente y sensible, no es muy alentador pensar que su conclusión será que en el fondo su amigo de la infancia es un tanto pelma y que no habría sido su testigo de boda y el padrino de sus hijos de haber conocido antes a esta superlativa nueva adquisición. Sobre todo porque a la nueva adquisición le pueden quedar días antes de que usted conozca a un nuevo genio y todo siga siempre como una enloquecida carrera  para ver qué nuevo genio anula al anterior.


"Children of beehive"  (mi costumbre de enlazar otras páginas hay días en los que es un verdadero lujo), nos sitúa en un Japón de posguerra en el que vagan un grupo de niños en un panorama desolador. Se la ha emparentado con el neorrealismo italiano (me pareció quizás más cercana en ese sentido "Mujeres de la noche" de Mizoguchi), aunque el tono de la película creo que escapa a toda clasificación fácil. Es realista, con un punto documental, un sentimentalismo muy bien controlado-que no se ceba con el tema de la muerte infantil (como Kore-Eda cuando no desbarra), un tema que podría ser un recurso muy fácil de guión. Y tiene un punto de vista lleno de coraje, esperanza y valores positivos. El cine de valores probablemente se sobrevalora. Una película no es mejor por mostrar en sus palabras y sus actos determinados sentimientos, pero sí es admirable que estos sean mostrados contenidos en sus planos, en la vivacidad contagiosa de sus actores  y en sus hermosos movimientos de cámara. 

Un nuevo misterio qué desentrañar, el cine de Shimizu que vive altanero, feliz, humilde y poderoso entre nuestros debates, intentos de etiquetado y vanas desesperaciones profanas por definirlo, como una bella Samantha Eggar huyendo del coleccionista Terence Stamp. Humanista (confianza en la especie), original, creativo, inspirado, ajeno a su condición de pasajero "must" cinéfilo de las últimas tendencias. Perdido en el tiempo y la vez inevitablemente perdurable entre quienes lo han  visto y suman la experiencia a su equipaje cinematográfico.  




2 comentarios:

  1. Esta peli imagino que la abras visto en Filmin o Mubi, porque no se "encuentra ni donde se encuentra todo", por lo menos cuando descubrí las películas que faltaban tenía todo lo anterior al añ0 41, que creo que es el de esta película, si no recuerdo mal también era su obra postuma. Shimizu es otro mago oriental bastante desconocido, como lo son dentro del melodrama autores tan importantes como Hideo Oba del que no hay forma de llevarse nada a la boca si no es en Mubi.

    Saludos Sergio-San.

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  2. Mira en allzine, juez, en la filmo de Shimizu, la copia es brrrr....pero yo no llevé nada mal el visionado.

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