No hay nada que tenga más prestigio intelectual que el "realismo" y más si cabe si tiene aquello que llaman "lucidez", que automáticamente lleva aparejada negrura y desesperanza y "ausencia de concesiones". Yo en cambio creo con gran convencimiento que el pesimismo sin fisuras es tan falso como el optimismo a toda costa y que eso tan prestigioso llamado realismo no es si no otra forma de artificio,como es un artificio la mal llamada Verdad, porque lo real es en realidad irreproducible.
De entre los realistas en el cine destaca Vittorio de Sica, un tanto imbuido por una cierta poesía sentimental de raíz chaplinesca pero un epítome, un ilustre representante de lo realista en el cine.
Es muy difícil aprehender la alquimia de eso que se llamó neorrealismo, más porque obras como "Umberto D" dejan desactivada cualquier posibilidad de análisis. Para poder pensar mínimamente en ello se puede ver esta obra en absoluto fallida o menor, quizás algo menos sobresaliente pero que puede dar alguna pista sobre el misterioso arte de De Sica. Se llama "El techo", es de 1956, y puedo torturarles afirmando lo vigente que sigue hoy en día, que ciertamente sigue, pero aquí hay que engancharse a esa rara manera de contar la crónica de un país y sus grandezas y miserias, mirando a los ojos de los personajes y sin mentir quererlos y respetarlos como quizás hoy en día ya nadie sepa hacer. El cine es un asunto de mirada y la mirada interviene inevitablemente sobre el objeto que es mirado.

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