Hace unos pocos meses comenté por aquí la primera película de Sirk en Alemania. Victor Sjöström había versionado ya esta historia en su etapa sueca, etapa casi sólo conocida por "La carreta fantasma".
Tras el visionado hace escasos días de "La novia de Glomdal" de Dreyer y el excelente recuerdo de "Berg-Ejvind och hans hustru" del propio Sjöström, supone la confirmación del descubrimiento de los poetas y geniales paisajistas, de auténticos autores de westerns que albergaba el nórdico silente.
No estoy nostálgico, el gran cine mudo supone en días de agosto fuera de casa una impagable y placentera opción de muy fácil acceso, físico como mental.
Sirk tomó sus propias opciones, aunque probablemente sin esta sencilla y estupenda obra la suya no existiese. Hablamos de un cuento de Selma Lagerlöf, escritora a la que el director adaptó muchas veces, que llevaba sólo diez años publicado por entonces y del que probalemente fuera Sjöström el creador del esqueleto visual de todas las adaptaciones que vendrían.
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