viernes, 15 de abril de 2016

GUERRA Y PAZ de Serguei Prokofiev

En en verano de 1941, coincidiendo con la invasión nazi, Sergei Prokofiev empieza a escribir la música de "Guerra y paz". Resulta poco menos que imposible desvincular este hecho histórico con la obra, sabiendo además lo muy leída que fue la obra de Tolstoi en esa época por el pueblo ruso.

Muchos avatares tendría que encontrarse hasta verse representada por primera vez en versión escénica en 1946 y en 1959 por primera vez en versión completa, seis años después de la muerte del compositor (que falleció el mismo día que Stalin).

Prokofiev y su mujer Mira Mendelssohn (que no me consta que tenga parentesco con el músico) escribieron el libreto. Dividido en dos partes, "la paz" y "la guerra", es quizás superficialmente un estropicio que no sólo parece un deslavazado de "mejores momentos" de la obra sino que rompe el brillante rendimiento dramático que da alternar las dos partes. Analizado más fríamente también es cierto que cuatro horas de música no dan más que para ese refrito de "mejores momentos" (bastante bien seleccionado, por cierto), y que pensando en su versión escénica, no había mejor ni más factible opción que separar la paz de la guerra, para no volver locos a los escenógrafos, no hacerla más irrepresentable de lo que ya es y proporcionarle una fuerza netamente escénica.

"Guerra y paz", además de una magistral partitura de Prokofiev, no sería justo obviarlo, puede que sea una desastrosa traslación del inmortal armazón de Tolstoi, pero es quizás la mejor y más inteligente versión teatral posible, puesta más al servicio de su músico que de su escritor. Cuatro horas de flujo sonoro de lo privado a lo público, del destino individual al colectivo. Qué ruso se siente uno al final, qué irremediable arrebato de melómano nacionalismo.

Vista en un montaje del teatro Kirov de 1991, con un montón de teatros metidos en la producción, como pasa con esta obra muchas veces.

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