LA CASA DE LA ALEGRÍA: Las grandes novelas proporcionan un extraño sentimiento de certidumbre. Ante lo inesperado e imprevisible de la vida, ante lo que aún no ha sucedido y quizás no suceda nunca, se puede estar seguro que existe un depósito inacabable de novelas magistrales dedicadas a curar y consolar, incluso de forma preventiva.
EUGENE PICKERING: La lectura tiene sus particulares efectos Kuleshov. Asalté una vez más una obra larga de Henry James y se me hizo muy pesado el capítulo I de "Las bostonianas", leí esta sublime obra corta y acto seguido cayeron seguiditos y sin pesar los siete primeros capítulos de la novela. Luego me desfondé completamente sobre la veintena de capítulos y volví a dejarla. El Henry James de las distancias largas queda aplazado sine die, el de las cortas me parece enloquecedor.
VALOR DE LEY:Desayunando fuera al terminar "Valor de ley" de Charles Portis, no solo ha sonado en la cafetería una canción folk preciosa que me ha estremecido hasta el tuétano que no podía ser más adecuada sino que me he enterado, o he recordado, que Rooster Cogburn tuvo un papel poco claro en la guerra del condado de Johnson. Espero encontrármelo la próxima vez en "La puerta del cielo". El Arte es una inmensa comedia humana.
LA SOLEDAD DEL CORREDOR DE FONDO:Programa doble para un día lluvioso y frío. Una maravilla cómo se relaciona el combo entre si. Sillitoe abre las puertas en 50 páginas y Richardson,con guion del propio escritor cabe reseñar,arma casi dos horas de estupendísima película entrando por todas y cada una de esas puertas.Tengo un enorme vacío con el free cinema, una buena manera de descubrirlo podría ser a través de sus obras literarias. Richardson y el clásico de Fielding, Karel Reisz y otra vez Sillitoe...Schlesinger y Hardy...
RUMBO AL MAR BLANCO: Consumida en un incendio en 1944, su primera esposa Jan Gabrial reveló en el año 2000 la existencia de una temprana versión y fue finalmente publicada en el año 2014. Un texto enigmático, fascinante, con multitud de monólogos y referencias culturales (mucho Melville y mucho Hawthorne), un poco a la manera de Joyce pero también íntimamente conectados con la peripecia humana de "Bajo el volcán", con una mujer entre dos hombres que esencialmente son el mismo y un horizonte de redención y lucha y toma de partido. Llegada a su segunda mitad puede resultar y de hecho resulta bastante plomo y repetitiva, bueno, la reverenciada "Bajo el volcán" tampoco resulta sublime sin interrupción. Eso sí, el último capítulo, reconstruido a partir de anotaciones ha quedado hermosísimo y ése es muchas veces el sabor de boca que dejan las novelas.
ROMEO Y JULIETA: Además del James de larga distancia, otra deserción del mes ha sido "La filosofía en el tocador", que no tiene ni 200 páginas y ha sido abandonada en pleno e insufrible panfleto "Franceses", situada a los dos tercios de la obra, no tan lejos del final. Me puse a leerla inspirado por esta época de corrección política y cabe decir varias cosas. Que no estoy escandalizado en absoluto. Que tiene ideas interesantes, dentro de su pensamiento ilustrado revulsivo, hasta que empieza a repetirlas hasta la náusea. Que si creí que Henry Miller era un pelma, al que no me he vuelto a acercar, el Marqués de Sade lo supera con creces. Que la obra es repetitiva hasta decir basta. Que necesitaría un croquis para entender bien quién se la mete a quién y acaba por no importarme en absoluto, muy rápidamente deja de importarme. Y que cuando transgredes a cada punto y coma acabas aburriendo a las ovejas porque acabas normalizando esa transgresión de un modo patético. Que quizás el toque político y filosófico haya podido ennoblecer la obra pero aunque parezca mentira viniendo de una novela del siglo XVIII y de un autor del que se lleva 300 años hablando a mi me ha parecido una basura intragable, que por supuesto debe existir y no debe prohibirse porque se prohíbe sola, cae por su propio peso.
En cambio para coronar el mes retomo a Shakespeare casi 30 años después de mi encuentro adolescente con su obra. "Romeo y Julieta" es una obra maestra, una de las poesía teatrales o teatro en verso más deslumbrantes, sobrecogedores y bien armados jamás escritos. Solo cabe fijarse en lo fiel que le fue el libretista de "West side story", aunque hiciera cambios pertinentes, inteligentes y bien medidos.
La conmovedora belleza del verso de Shakespeare, incluso traducido, sí que es verdaderamente transgresora, sí que importa.
A la mitad de un Thomas Hardy que contaremos por aquí el mes que viene...
A mí sí me gustó, y mucho, "Las bostonianas". Y sobre Shakespeare pues decirte que el verano pasado, temiendo que me llegara la muerte sin leerlo del todo, me lo leí al completo, salvo las de los reyes, que me dan cierta pereza. Obviamente, traducidas, las comedias pierden casi todos sus efectos cómicos, y deberían leerse en inglés. Pero las tragedias, comedias oscuras, las de romanos,etc, las disfruté traducidas porque la fortaleza de la metáfora, la imagen, la asociación, etc, sigue ahí. Cómo no, Hamlet y el Rey Lear son las más grandes. Hamlet, para mí, contiene la quintaesencia del ser humano, y debería leerse cada año. Junto con Tostoi, resume la Humanidad. Perdón por la perorata.
ResponderEliminarGracias por la perorata, en tiempos de "likes", al contrario. De Henry James solo debería hablar con inmenso respeto porque en menos de 200 páginas he encontrado siempre a un narrador extraordinario, "Washington Square" bordea ese límite y ya no me gusta tanto y pasando ese umbral me aburro bastante. Bueno, no sé qué haré con él pero de momento paladearé la obra corta. Shakespeare fue para mi un impacto tremendo al que no había vuelto, bueno, sí, he vuelto centenares de veces en su medio natural, que es la escena (el cine en este caso) pero la relectura ha sido grandiosa, no se me ha marchitado nada, todo sigue en su sitio. Vendrán más. Coincido con reverenciar a Tolstoi, aunque confieso que no encuentro nada a la altura de sus dos obras más voluminosas. En cambio en Dostoievski veo más regularidad dentro de lo sublime y aún así prefiero esas dos obras de Tolstoi.
ResponderEliminarEntonces ni intentes acercarte a Los embajadores, su última novela y, al parecer, la que él más apreciaba. Mira que me gusta James, las largas y (sobre todo) las breves, pero esta era imposible.
ResponderEliminarAlgún día...no necesariamente el mes que viene...
ResponderEliminarSupongo que hablas de "Guerra y Paz" y "Ana Karenina". Esta es mi favorita. Pero considero a gran altura "Resurrección " y absolutamente magistrales las cortas "La muerte de Ivan Ilich" y "La sonata a Kreutzer". Considero que Tolstoi conoce el alma humana mejor que nadie. Y el que mejor la explica. Incluido mi muy admirado Feodor. Leon no se deja arrastrar por los personajes sino que los controla. Feodor se enamoraba en exceso de ellos. Al menos para mi. Ambos son geniales y hacen al mundo mejor.
ResponderEliminarAnna Karenina es perfecta y Guerra y paz mi predilección. Resurrección no me gusta tanto, Ilich me produce una enorme aprensión y Kreutzer tendría que releerla. "Hadji Murat" me parece estupenda y "El cupón falso" tiene un extraño punto Dostoievski, no es raro que la hiciera Bresson, el adaptador oficial de Feodor. Sea como sea con tan pocas frases estoy tan de acuerdo como con la última que has escrito.
ResponderEliminarA mí me gustaría defender a Sade: no he leído "La filosofía en el tocador", pero sí "Justine" y puedo comprender tu decepción. Creo que se trata de un problema de géneros literarios: "Justine" es una falsa novela; no se sostiene como tal, y mucho menos aún como novela erótica al uso. En realidad Sade es un filósofo, y hay que leerlo como se lee a Kant, que estaba en sus antípodas ideológicas pero no escribía mejor.
ResponderEliminarOtro problema es que Sade ha perdido su fuerza revulsiva porque, después de Nietzsche, Freud, etc., sus ideas casi parecen un lugar común para nuestro escepticismo; pero creo que es una falsa impresión. La mejor recomendación es la pasión que sintieron por él cineastas como Buñuel o Pasolini, que no eran precisamente tontos.
Sin lugar a duda lo que menos cuadra en mi repulsión y hastío es eso último que dices, la indudable inteligencia de Buñuel y Pasolini. Además considerando "Saló" una gran película como siempre la he considerado y visto varias veces. Pero me es tan difícil programarme ahora la lectura del original literario...quién sabe...
ResponderEliminarIlich producirá aprensión pero es el mejor relato que he leído sobre la agonía final. Viví de cerca una "real" y nada más similar a lo contado por el amigo León. Espeluznante. "Resurreción" es irregular, pero tiene, creo yo, alguna de las mejores "set-pieces" de su literatura, como la salida de prisión de los deportados hacia la estación de tren, y el viaje a Siberia.
ResponderEliminar"West Side Story" acabo de verla en pantalla grande y es eso, muy grande. Extraordinaria y sorprendentemente moderna, con un final tan triste que para nada pega a un musical Hollywood. Sobre su fidelidad a "Romeo y Julieta" pues no sé, no me lo parece tanto, salvo dos o tres líneas argumentales. Ni siquiera el final es similar. Y ya sabemos que los finales cierran el sentido. Un saludo.
Evidentemente la aprensión es un problema mío, no de Tolstoi, un relato así no debería producir otra cosa.El acierto es máximo aunque yo lo paso fatal leyendo esa obra.
ResponderEliminar"West side story" abrió otra era para el teatro musical americano que ciertamente el cine ha explotado muy poco y que viene de "Porgy and Bess" y de "Oklahoma!", las similitudes con Shakespeare lo son más en relación a la pura carcasa dramática:las peleas entre los jóvenes de las familias (bandas callejeras), el baile en el que se conocen los dos, ese Fray Lorenzo (que es un poco Doc, el dueño del bar),el personaje de la Nodriza (Rita Moreno en toda regla) que incluso visita a sus rivales, la desazón inicial de Romeo (aunque Tony no esté enamorado de otra), la obvia escena del balcón, el encontronazo entre Romeo y el prometido de María/Julieta, la boda fantasmal, la espera de Julieta a Romeo (un baile en la terraza de Natalie Wood, un monólogo de Julieta). Las escenas se suceden en un orden muy parecido y se pueden encontrar muchas "equivalencias".Luego es cierto que se distancia muy acentuada y claramente en otras líneas argumentales muy difíciles de seguir por una adaptación moderna, que es lo que es West side story (el universo de los bebedizos, que resultaría ridículo en este contexto actual) y tiene además West side story un carácter social que no tiene Shakespeare, claro, la inadaptación de la emigración de primera y segunda generación en el llamado sueño americano.