miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL DORADO


El Dorado (Howard Hawks, 1966)

Gaily bedight,
A gallant knight,
In sunshine and in shadow,
Had journeyed long,
Singing a song,
In search of Eldorado
Edgar Allan Poe “ElDorado
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Pasan los años, las décadas, los cambios hormonales, éticos, estéticos y geopolíticos y las películas de Howard Hawks no es que se agiganten, se amplifican y se escaquean, cobran nuevos relieves y al mismo tiempo ridiculizan nuestros intentos por desmontar un engranaje que a duras penas existe. Howard Hawks no es un clásico ni un moderno, es, como dirían los chistes locales, lo que le da la gana. No es que no tenga el reconocimiento que merece, pero todavía hay algo que limita la importancia que debería tener para el cine. John Ford es ya un poeta, un tótem por encima del bien y del mal, polémicas militares aparte. A Howard Hawks todavía le acompañan las etiquetas temáticas, las mayoría inciertas o mal explicadas. La amistad, la virilidad, el compañerismo, la profesión.
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Y le acompaña el tema de las paráfrasis o variaciones sobre el mismo tema, que los sucesivos visionados demuestran que tampoco es exactamente así. Lo que hace Hawks con las repeticiones es lo mismo que hace con el estilo, se puede inventar a medio Ford en “Río Rojo”, ser Antonioni en “Rio Bravo” y en “El Dorado” es casi Dreyer. No tengo ni idea de si los ha visto, pero es que tampoco hablo en sentido literal. Las comparaciones en la crítica de cine han de ser locas, hiperbólicas, no han de documentar un determinado aprendizaje de los autores, sino ilustrar los hilos misteriosos y amorosos que unen a todas las películas del mundo, que jamás entendieron de compartimentos ni de culturas.
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Hawks rueda “El Dorado” justo después de “Red line 7000”, una de sus películas a día de hoy más olvidadas, y no exenta de valor. Está en la cresta de la consideración crítica en Europa, y en EEUU faltan dos años para que el trasunto cahierista Robin Wood escriba su libro, el más famoso quizás sobre su figura .Se basa la película en la novela “The stars in their courses” publicada en 1960 por Harry Borwn, que insistió en que su nombre fuera borrado de los créditos habida cuenta de lo poco que se parecían novela y película. Ello no es demasiado de extrañar teniendo en cuenta que la principal inspiración es sin duda la película de Hawks “Rio Bravo” con la que comparte a la guionista Leigh Brackett. Hay una serie de arquetipos y lugares que se repiten insistentemente, y aunque las comparaciones son tan legítimas como peligrosas e innecesarias, lo más útil de ellas en este caso es apreciar como Hawks modula como quiere en cada caso el mismo material.
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Si “Rio Bravo” es un impresionante despliegue de recursos literarios y cinematográficos, alargando y economizando las secuencias, sobreescribiendo a los personajes, acentuándolos muchísimo, y dándose un festín de todas las posibilidades habidas y por haber, en “El Dorado” es como si emprendiera una operación contraria, como hoy en día sabe hacer Wong Kar Wai cuando filma “In the mood for love” y “2046”. La película es un “Rio Bravo” limado hasta el ascetismo y la abstracción tanto de la puesta en escena (el pueblo parece una evocación fantasma del de su antecesora, a pesar de ser prácticamente iguales) , de las interpretaciones (inmersas en una época muy diferente para el cine y para los actores en tan sólo siete años de cambios en el cine americano), como es un limado abstracto de su propio humor sutilísimo y del tejido de relaciones pasadas, presentes y futuras de sus personajes.
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Ni Arthur Hunnicutt, ni Charlene Holt, ni James Caan, ni Robert Mitchum parecen mimetizar ni repetir con variaciones los personajes de Walter Brennan, Angie Dickinson, Ricky Nelson y Dean Martin, hacen su propia versión, John Wayne casi parece prefigurar el de “Rio Lobo”, un film que merece también sus propias consideraciones. Michele Carey aparece como novedad. No queremos sugerir que Hawks fuera un director tan impersonal al que le valiera cualquier cosa, es que su poder de graduar, su dominio de su medio expresivo le permitía a placer cualquier cosa que le dictara su década, sus condicionantes, su evolución, crecimiento, aprendizaje, sus sentimientos y su inconmensurable talento creativo, sin parangón en la cinematografía del siglo XX. Su desgracia y su habilidad es que no parece importante.
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lunes, 26 de septiembre de 2016

DELITOS Y FALTAS

Antes de comenzar la película el canal digital emite unas breves declaraciones de Woody Allen en las que niega su carácter intelectual y se proclama un amante del fútbol americano. Que ha leído a los novelistas rusos pero sólo para estar a la altura de sus novias. Que es un tipo de los barrios bajos y adora las películas de Scorsese.

Uno, que ama y conoce su obra, sabe que eso no es cierto, que es mentira o que no es exactamente así. Que hay un poco de verdad y un poco de simulacro.

Eso me parece una clave para entender mejor esta película, sin duda una de sus grandes obras maestras, una de las joyas de la corona pero que al mismo tiempo, aunque resulte paradójico, creo que ha sido un tanto sobrevalorada debido a su carácter aparentemente más pesimista, más agrio y más desesperanzado que otras obras como "Hannah y sus hermanas", que siendo iguales o incluso algo superiores (si eso es posible) no han gozado de la misma excelente buena prensa.

Es cierto que "Delitos y faltas" habla de un mundo sin moral y sin justicia, de un mundo sin Dios o de un mundo con un Dios ciego. De un mundo de filósofos que aman la vida y acaban saliendo por la ventana.

De todos modos creo que es clave para su análisis algo que vi inesperadamente al cazarla en una emisión en las Navidades pasadas y no he podido ratificar hasta este mismo mes.

La mayor parte de cineastas habrían cerrado con la terrorífica conversación entre Woody Allen y Martin Landau. Allen añade un epílogo, que a mí me parece brutalmente conmovedor, acerca de cómo los seres en ese mundo sin Dios son capaces de seguir intentándolo y acerca del amor como única respuesta.

El epílogo de "Delitos y faltas" no la convierte en una película optimista en absoluto por obra y gracia del añadido final. Tampoco me parece una película pesimista. Si seguimos moviéndonos en esos parámetros quizás aún no hayamos entendido lo suficiente.

"Delitos y faltas" sabe capturar la complejidad y la ambigüedad del mundo, de ese mundo horrible donde se sigue intentando, de ese mundo de filósofos contradictorios y de cineastas amateurs enamorados que quizás estén equivocados. Al fin y al cabo cómo es el personaje de Lester (Alan Alda), ¿como lo ve Allen, y así lo plasma en el montaje del documental, o como lo ve finalmente el personaje de Mia Farrow y así lo plasma entregándole su corazón (¿tan mal concepto tenemos de ella?).?. De las dos maneras, de ninguna, tiene un poco de cada una...

"Delitos y faltas", brillantísima relectura en clave personal de "Just avant la nuit", de cuando Allen escribía con referentes en la cabeza y sin rastro de mimetismo, es una deslumbrante obra maestra capaz de poner en solfa nuestra mirada sobre la vida, sobre el mundo, sobre la moral y sobre las personas. Una obra maestra capaz de poner al descubierto la bellísima y la vez terrible complejidad de todo. La escala de grises montada en algo más de 100 minutos espectaculares.

Con motivo el de Allen no es en estricto sentido artístico el mejor cine pero sí que es con diferencia el que más me importa y me afecta.


lunes, 19 de septiembre de 2016

EXPERIMENTER

Una película estupendísima y tremendamente disfrutable siempre que se acepten algunos presupuestos.

1-No se trata de un vulgar telefilm, su puesta en escena es elegante, elegida, cuidada y original (no por nunca antes hecha sino por poco habitual en un biopic de estas características). Se agradece porque hay películas que cuentan cosas interesantes con unos ropajes verdaderamente plomizos (no hace mucho veíamos por tv la historia de la escritora de Mary Poppins y su relación con Disney). Aún así no es de su puesta en escena de lo que invita a hablar.

2- Está todo directamente formulado en la película. El por qué de los experimentos, su origen y sus implicaciones. La obra deja poco a la inferencia o la deducción del espectador y casi todas las críticas que leo reproducen inevitablemente aquello que la película ya formula.

A pesar de que su estilo está totalmente subordinado a lo que cuenta (o gracias a ello) y a pesar de su carácter formulario, totalmente formulario, la historia del psicosociólogo Stanley Milgram, autor de unos célebres experimentos sobre la obediencia, conocidos no sólo por los estudiantes de Psicología Social (perturbadora asignatura que tuve la suerte o la desgracia de cursar, verdadera afrenta a a la fe en el ser humano en ocasiones), es una historia tan fascinante, tan subyugante, tan llena de sugerencias por mucho que se formule en pantalla todo lo formulable y Almereyda la cuenta de forma tan amena y con un sentido del humor finísimo que acaba consiguiendo una de las más delicadas perlas de lo estrenado este año. Insisto, siempre que se acepte su carácter didáctico.

Y es que por mucho que explicites, si de Milgram y sus experimentos sobre la naturaleza humana se trata sólo puedes explicitar preguntas insondables, abiertas y de difícil respuesta. Es el espectador el que roe las respuestas y a veces roe la misma ausencia de las mismas. Escalofriante sin ser tremebunda, cercana al biopic de toda la vida sin aburrir a las ovejas.

Una película sobre psicología, sobre el ser humano. Sobre usted y yo mismo. Y sí, también, por qué no decirlo. Un biopic ejemplar.



jueves, 15 de septiembre de 2016

FIDELIO de Ludwig van Beethoven

 "¿Por qué si se disfraza de chico  canta como una chica?"

Comenzamos esta segunda temporada operística en este coliseo bloguero por todo lo alto. La intencion es que salvo error involuntario el nivel no descienda.

"Fidelio" es, como todo el mundo sabe, la única ópera de Ludwig van Beethoven, un genio apreciado por otras lides pero cuya falta de continuidad en este campo es una verdadera tragedia histórica dados los impresionantes resultados.

Fue una obra de gestación difícil, estrenada en tres actos en la Viena de 1805 bajo la invasión napoleónica y rehecha hasta su éxito en dos actos en 1814.

Ya desde la vigorosa obertura Beethoven demuestra un talento sin igual para la música dramática que se irá confirmando escena por escena, siendo además una ópera donde las partes habladas aparecen con fluidez y naturalidad absoluta y donde ni si quiera la música necesita imponerse.

"¿Por qué cantan en gruñón?"

No puedo decir que su desarrollo argumental me maraville pero posee arquetipos gigantescos tanto de la lucha por la Libertad como de opresores y como media docena de personajes que hacen que sea una ópera que valga la pena casi para cualquiqer intérprete al que le otorguen cualquier papel. Hasta de coro sales muy pero que muy bien parado.

Una de las oberturas que ha tenido antes de popularizarse la definitiva, la llamada "Leonore nª3" fue descartada en su día porque se comía el seguimiento de las primeras escenas. Parece ser que Gustav Mahler inauguró la costumbre de interpretarla antes de la última escena y es sin duda uno de los momentos más vibrantes e intensos de la ópera. No puedo estar más de acuerdo, puesta al principio habría hecho que no prestara ninguna atención al inicio pero tras el gran clímax de la obra es un momento pluscuamperfecto. Lamenten si en el montaje que ven no la interpretan.

Siempre he admirado la figura de Beethoven pero creo que nunca había llegado el verdadero amor, que es otra cosa. Será porque me cuesta tanto entender la música sin una estrecha ligazón con el drama, no ha sido hasta "Fidelio" que ha llegado la puerta hacia el amor...

Empezamos muy bien la temporada. No podríamos haber empezado mejor.

Ah, el montaje que he visto es de la ópera de Zurich del año 2009.

Obertura


Leonore nº3

lunes, 12 de septiembre de 2016

TRES RECUERDOS DE MI JUVENTUD



Las películas de Arnaud Depleschin tienen una extraña cualidad literaria que hace que incluso apetezca volver a ellas pasado el tiempo (además de descubrir las que no se han visto). Están contadas con un fluir que las asemeja a la narrativa del siglo XIX, no es una copia, es una especie de equivalencia, de herencia recogida, de belleza perpetuada.

Eso hace de la primera hora de "Tres recuerdos de mi juventud" una experiencia maravillosa, un goce de película. Como si fuera una especie de Dickens continuado en el siglo XXI.

En esa primera hora sólo algo nos deja la mosca tras la oreja, tics de Truffaut insertados de la manera más antinatural que puede. Y esa mosca tras la oreja se convierte en el gran lastre de la segunda hora. En este caso ya no es "herencia recogida" ni "belleza perpetuada", Depleschin se dedica a fusilar recursos narrativos de François Truffaut que le quedan completamente impostados y te sacan a patadas de la película. Supongo que su objetivo no es tanto el homenaje cinéfilo como el querer conferirle a su historia de amor el carácter de "más grande que la vida" que Truffaut le confirió a "Jules et Jim" o a "Las dos inglesas y el amor".

Pero el mayor problema no es que Depleschin pueda o no pueda igualarse a Truffaut. Si se ha igualado a él tampoco me importa mucho. Nos urge no sé si un nuevo cánon, no sé si una palabra tan mortuoria como panteón es la adecuada, pero nos urge que tipos como Arnaud Depleschin se convenzan que ser y haber sido Arnaud Depleschin, tanto el mejor como el peor Depleschin, es lo mejor que les podría haber pasado en la vida.

Quiero ver más películas suyas, él tiene la suerte de estar vivo. Desgraciadamente la carrera de Truffaut concluyó de forma trágica y afortunadamente sus películas ya están allí con nosotros para siempre. Al propio François Truffaut no le habría gustado que la historia del cine muriera con él.

lunes, 5 de septiembre de 2016

EL SUR




El estuche de blu-ray dedicado a Erice con el combo de sus dos primeros largos me permitió revalorizar y admirar "El espíritu de la colmena" , que siempre había malvisto en copias bastante lamentables.

Prescindí un poco de volver a ver "El sur", que había visto ya muchas veces y siempre me había gustado muchísimo. Y prescindí de verla por esa poca simpatía que siento por los eternos lamentos entorno a ella y mi poca predisposición, que ya explico en la crítica que linkeo a sacar en procesión a Víctor Erice, al que por otra parte considero sin paliativo alguno un grandísimo cineasta.

Volviendo a ver "El sur" es interesante tomar posiciones intermedias. Por una parte conociendo lo que aconteció (Querejeta la mostró en Cannes sin terminar y no facilitó que se concluyera posteriormente) sería un desprecio bastante vulgar concluir con un simple "la película ya está bien así". Es más, conociendo con detalle esa historia uno no puede menos que lamentar en sus minutos finales, en los que Estrella prepara su viaje al Sur, todo lo que nos hemos perdido. El segmento que venía podía haber sido majestuoso , inenarrable, la segunda mitad o la simetría, o el negativo o como quiera llamarse de una película histórica, antológica. Sinceramente ésta es la vez que más lo he lamentado, quizás haya sido la primera en que conocía la historia al detalle, como digo, contada por el propio Erice en una famosa entrevista a  TVE.

El problema, los problemas de hecho son dos. En primer lugar no se puede vivir de lamentos, o no se debería, o a mí no me apetece, vaya. Esto es muy subjetivo. En segundo lugar "El sur" ya es una película histórica, antológica, verdaderamente impresionante. Me sigue pareciendo la obra maestra de Víctor Erice.

Decía Erice con dolorosa mesura un 19 de mayo de 1983 en declaraciones recogidas por el diario "El país":

""No lo he ocultado al montar esta parte", declara Erice. "Lo he hecho como si la película tuviera continuación, aunque algunos elementos que aquí aparecen se hubieran explicado mejor: en la segunda parte. Sin embargo, he asumido la situación y firmo esta película. Sé que son así las leyes de la producción cinematográfica. Aunque disiento de algunos motivos de la productora para interrumpir el rodaje, no quiero polemizar sobre ello y acepto las cosas tal como están, aunque sigo pensando en rodar la segunda parte de El Sur. Ahora es el público el dueño de la película".

Será porque estoy casado con una mujer del Norte que en su infancia era idéntica a Sonsoles Aranguren, será porque la casa de su infancia es tan parecida a ésta. No puede ser por motivos tan coyunturales, la peli es un prodigio de arriba a abajo, de sensibilidad, de poesía sobria y emocionante, de detalles. La composición de Omero Antonutti me ha parecido más emocionante que nunca. Sus gestos, sus movimientos, la manera de vestir los trajes, de tomarse una copa, de escribir una carta...

Dicen que hacerse mayor es malo, que te acercas al final, pero a mí lo único que me pasa es que cada vez redescubro obras que no me habían gustado en la adolescencia y disfruto infinitamente más obras que ya me habían gustado. Los poros se abren. El Arte es una fiesta.

domingo, 4 de septiembre de 2016

SÉPTIMA TEMPORADA

Queridos y queridas:

 a partir de mañana el blog pasa a estructurarse de la siguiente forma, de forma mucho más simplificada y placentera para todos. Todos nosotros podemos solazarnos con pinturas y conciertos en otros lugares sin sobrecargar éste. Creo haber dado tras seis intensas  temporadas con la manera (¡eureka!), de hecho ya está copipegado un post como éste presentando la octava temporada. Septiembre va a tener 6 entradas contra las 15 que tuvo el año pasado.

LUNES: El día del espectador. A las 18:00. El 5 de septiembre primer título

DÍA 1 DE CADA MES: Post resumen de las lecturas del mes

DÍA 15 DE CADA MES: Ópera mensual.

ÚLTIMO MIÉRCOLES DE CADA MES: Mientras el cuerpo y la paciencia de sus editores aguante, mis colaboraciones, en diferido, con Amanece Metrópolis

¡Mr. Levine!...cuando quiera...



jueves, 1 de septiembre de 2016

NOVELAS AGOSTO 2016

Me he quedado a 240 páginas del final del tocho sobre Bach y ya tengo el ojo puesto a otros libros de parecido pelambre sobre Auguste Renoir o Shakespeare cuando lo termine. Tan fascinante en lo histórico como duro de roer en lo musicológico. Además de estas sesiones de hard que me han consumido buena parte del verano, éstas fueron las novelas del mes:



LUZ DE AGOSTO: Ha sido totalmente caprichoso el haberme leído esta obra en agosto y cabe aclarar que no es en absoluto necesario, significativo, relevante ni nada por el estilo. Faulkner sigue jugando en esa liga de maestros desdibujantes de los contornos, hambrientos de las posibilidades, dinamitadores de los límites de la literatura. Por un lado está qué es la literatura y por otro otras posibilidades, qué puede llegar a ser. Como otras veces empieza clarito, se enmaraña, se desenmaraña, aburre a ratos (y bastante), deslumbra con fogonazos del más alto y puro placer...y finalmente es imposible que consideres su lectura una pérdida de tiempo. Dos historias tejidas y entretejidas, cruzadas y descruzadas a placer, el Sur y el peso fantasmal de su historia, de su presente y de su futuro. La mejor en un cara a cara con "Mientras agonizo", quizás me quedaría con "Luz de agosto". Y ganas de seguir leyendo.





LA PUERTA ESTRECHA: Febril novela amorosa que se lee bien, cuya prosa se disfruta lo suficiente pero de la que me temo que no me quedará excesiva huella, por no hablar de piadoso olvido. Una ensalada de amores no consumados crean un clima enfermizo que es, voluntaria o involuntariamente, un grito desesperado a favor de vivir la vida, una llamada a mojarse, a arriesgar y a apostar en lugar de glorificarse y consagrarse a pasiones supremas jamás estropeadas ni consumadas. Recordando una comparación en no sé qué novela de Unamuno, creo que "Amor y pedagogía", los hay capaces de comprarse un paraguas nuevo y nunca abrirlo por miedo a que la lluvia lo estropee.



LA LLAVE: Reverenciado clásico de la llamada literatura erótica escrito en el Japón de los años 50. A mi francamente su supuesta ironía y ambigüedad me parecen previsibles y aburridísimas  y sus retratos psicológicos una sarta de tópicos bastante sonrojante. Algo es tópico cuando más allá de que sea cierto o no lo sientes como trillado, no te despierta emoción de ningún tipo, crees que el mundo es así y es mucho más y a veces mucho menos. Desconozco si cuando a mis cincuenta (o antes) tenga problemas similares a los del protagonista me acordaré y comprenderé esta obra pero de momento el mundo me parece ciertamente mucho más complejo, variado, a veces más difícil y desde luego mucho más emocionante y divertido que cómo lo cuenta Junichiro Tanizaki en su Japón de los 50 (por ser verdaderamente irónicos y no ponerse demasiado serios). Lo que sí puedo imaginar es que un maestro del cine y de la puesta en escena como Kon Ichikawa pudiese hacer algo verdaderamente estimulante con esto, al fin y al cabo qué es sino el cine: un gran sublimador de material literario, por decirlo amablemente, la mar de cuestionable. Kenji Mizoguchi ya había adaptado a Tanizaki en "La señorita Oyu".




EL AMANTE DE LADY CHATTERLEY: Sería tan tentador como absurdo comparar esta novela con la de Tanizaki ateniéndose a la etiqueta de "literatura erótica" y a que encuentro en el relato de Lawrence todo lo que echo a faltar en el japonés. Lo fundamental es que para animar a la lectura de Lawrence lo más interesante es alejarse de etiquetas. Es la novela que se lee todo adolescente de forma clandestina en un relato iniciático pero es mucho más que eso. Hay una capa erótica o sexual, con su punto soez bien medido y bien integrado en la estructura. Hay cuestión femenina, cuestión social y un afinado retrato psicológico de los personajes. A mi me ha parecido una novela magnífica de principio a fin. Una crónica del cambio de siglo del impacto de la guerra, de la industrialización, del consumo y de la tensión entre el retorno a la carnalidad y todo aquello que parece más impostado en la raza humana como la divagación intelectual estéril y el instinto aprendido de una sociedad que vive para acumular. Recordaba con agrado la versión cinematográfica de Pascale Ferran de hace unos pocos años y la interpretación de Marina Hands pero no esperaba una novela tan completa, tan apetecible ni que invitara tanto a leer el resto de la obra de D.H Lawrence.