lunes, 12 de noviembre de 2018

ANGELS IN AMERICA

El teatro mundial no sabe de nuestras historias locales pero 22 años después me sigue pareciendo un recuerdo jugoso que dice mucho de lo que se cuece por estas tierras. A Josep Maria Flotats lo nombran director del Teatre Nacional y lejos de inaugurarlo con una obra de Angel Guimerà o Josep Maria de Sagarra al buen hombre le da por montar "Angels in America", una aclamadísima y comprometida obra norteamericana del 91/92, de casi siete horas de duración, en dos partes, con la homosexualidad, el SIDA y los derechizados años 80 de la era Reagan. Al pujolismo le hace poquísima gracia semejante estreno y Flotats no llega a montar la segunda parte, anunciado al poco tiempo su "desistimiento" en la dirección del teatro.
Hace dos días "Angels in America" volvió al teatro catalán (esta vez con sus dos partes y con un, para mi totalmente incomprensible, recorte en su duración que imagino que el público más impaciente y adicto a su whatsapp agradecerá). Como no sé si podré o querré verla, esperando a que un día me pille la posibilidad de ver el montaje de verdad (el curso pasado se me pasó la retransmisión desde el teatro londinense de las dos partes), no he visto mejor posibilidad que echarme al gaznate la versión televisiva de la HBO que dirigió Mike Nichols, que esta semana se ha visto a la par en la filmoteca de Catalunya, acompañando la presentación de la obra del Lliure, y en el salón de mi casa.
Nichols entrega un trabajo televisivo que no va mucho más allá en estímulos cinematográficos que rodar una versión bastante fiel de la obra, con guion del propio autor Tony Kushner, que cumple maravillosamente la función ilustradora y documental que yo siempre he reivindicado para el cine (también). El poder presentarle a todo el planeta una obra de teatro que quizás no vean con facilidad sobre las tablas.
"Angels in America" en ese sentido es una obra muy potente que hace justicia a su condición de clásico contemporáneo de la escena. Un fresco sobre nuestros tiempos muy bien tejido, que va desde el onirismo y las lineas de fuga de su primera parte hasta ganar una densidad y una emoción en su segunda mitad,con un maravilloso humanista y vitalista final.
Impresionante Al Pacino en uno de los papeles de su vida, diría, interpretando al abogado republicano Roy Cohn, una figura de la vida real, asesor de MacCarthy y representante legal de Donald Trump en los años 80 que murió de SIDA a mitad de la década. Y espléndido reparto con intérpretes que asumen varios papeles como Meryl Streep (búsquenla en la primera escena) o Emma Thompson.
Mucho se especuló con cómo se recibiría la vuelta a Broadway de la obra en la era Trump. Ya ha sucedido en este 2018 y no ha habido ningún huracán. Supongo que los aguiluchos ya no le tienen miedo al teatro, ¿qué podría pasar?, ¿cuál de sus votantes va a sentirse removido por lo que cuenta en esta obra y va a decidir cambiar su voto?. El Arte ya no asusta al Poder.




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