lunes, 6 de febrero de 2012

AIR DOLL

Hirokazu Kore-eda me parece un excepcional director japonés, capaz de dirigir películas como "Maborosi" sobre la pérdida, "Still walking" sobre los reconocibles rituales familiares y el paso del tiempo, o mi favorita, la absolutamente conmovedora "Nadie sabe" sobre el desamparo infantil, teniendo además con él las máximas expectativas el día que vea "After life" o "Distance". Ello no me impide pasmarme ante "Air doll", que me ha parecido de una ridiculez sonrojante, aún con una veta cinéfila marciana (ver al cliente de un videoclub japonés preguntar por "El apicultor" no tiene precio).

Decir que la película es una "Amelie" japonesa es quedarse corto, o una "Eduardo Manostijeras" (si hasta visita a su creador). Kore-eda convierte al personaje de Audrey Tatou en un grave e hiriente Liv Ullmann comparada con la interpretación de Doona Bae, prodigiosa en alcanzar la gestualidad de una muñeca hinchable viviente, de un persona con un nulo interés de cualquier tipo.

Se equivoca el punto de vista, está contado desde la perspectiva de la muñeca hinchable, que francamente no tiene nada que contar en su cándido descubrimiento del mundo que no nos contara ya Kim Basinger en la va a ser que revalorizable "Mi novia es una extraterrestre". Ese pueril descubrimiento de la sensorialidad aparece aquí como recurso viejo, rematado con tres o cuatro peroratas con megáfono sobre lo sólos que estamos en el mundo y la necesidad de completarse.
Se desdeña la línea argumental del propietario de la muñeca (que acaba dando explicaciones a la misma en una escena muy sorprendente) y se pone el acento en otro personaje masculino, idéntico a la muñeca, con corazón pero sin cerebro. Que ya tiene que ser deprimente tener una muñeca hinchable y que encima prefiera a otro.

La conclusión a extraer es básicamente que qué poco interesantes son como mujeres las muñecas hinchables, que sus usuarios no deben lamentar que no hablen porque no tienen nada interesante que decir. Todo ello expuesto con la retórica de una Isabel Coixet y su cine de colorines, tactos, olores y sabores chupiguays. Y no pocas veces pienso que ni Isabel Coixet se atrevería a tanto.

Eso sí, en primera línea para ver "Kiseki", su director, aquí extraviado, se lo merece sobradamente.




3 comentarios:

  1. Menos mal que no eres rencoroso y le dejas sitio a los otros estrenos, que lo merece. No he visto esta, pero si pone por encima Amelie o Mi novia es una extraterrestre, tiemblo como un flan de huevo

    ResponderEliminar
  2. Kiskeki está en lanzamiento, probablemente caerá de un momento a otro.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Gustó lo suyo en su día, cabe decir.

    ResponderEliminar