miércoles, 16 de abril de 2014

AT BERKELEY


Aplazo por momentos el ciclo Tarkovski de este blog, al que sólo le queda un último peldaño, para comentar de urgencia esta película presentada en España en el Atlántida Film Festival que acaba el domingo 27 (y por tanto a partir de esa fecha el enlace supongo que quedará inservible). Y esta vez no le pongo las iniciales (AFF) de las anteriores entradas porque "At Berkeley" le prende fuego al festival. El anciano Wiseman, con esas prominentes orejas imagino que fruto de saber escuchar mucho y bien, se fuma un cigarro y sin despeinarse y sin mirar atrás, lanza una granada hacia la sección oficial que no deja rastro de todo aquello que se presentaba con la pretensión de ser cine.

Si el Atlantida es un festival, la Palma ya está dada, pero hipérboles falsamente chistosas al margen entremos en materia.

Fiat lux

En los estrenos españoles de 2014, Claude Lanzmann ya tiene compañía para "El último de sus injustos", no porque sus realizadores sean veteranos y no porque sus películas duren cuatro horas. "At Berkeley" está hermanada con "El último de los injustos" por su capacidad de mirar y escuchar una realidad tan compleja como apasionante. Por su capacidad de hipnotizarnos, de arrebatarnos y de alborozarnos con su observación de esa realidad. Lanzmann sobre el pasado, Wiseman sobre el presente de una universidad americana, que es rabiosa, escandalosa y apoteósicamente el presente de los europeos y de los españoles.

No estamos aquí en el mundo de las consignas de facebook, ni de las realidades esquemáticas, pero que la realidad sea compleja, que haya que mirar y escuchar no significa que no se tenga un punto de vista, una opinión, que no se apueste decididamente por algo. Ningún ejemplo supera a esta demostración palpable que es toda la película de que mirar y escuchar no tienen nada que ver con una falsa neutralidad.

¿Por qué Berkeley?. Porque es una universidad pública excelente, según los ránkings la mejor pública del mundo, una institución que lucha por mantener esa excelencia a la par que promueve la pluralidad, la libertad de pensamiento y la movilidad social en una época de duros y discutibles ajustes presupuestarios.

Wiseman observa y retrata esa lucha, llena de contradicciones en si misma, de zonas oscuras, y puntos de vista contrapuestos. Y retratando ese pequeño microcosmos social hace uno de los retratos más implacables, afinados y definitivos del actual estado social de las cosas en Occidente.

"At Berkeley" es una película social, y es una celebración del conocimiento, del amor por el conocimiento, de la pasión y la racionalidad (como bien describen en una secuencia), de la investigación y de un cambio social activo. Es una película que te cuenta de forma didácticamente asombrosa (escuchando a quien tiene que escuchar), qué son las políticas de inversión social que supongan no una caridad sino un valor añadido que pueda marcar la diferencia. 

Sus cuatro horas pasan en un suspiro, y como con Lanzamann no juega a la carta de que todo lo expuesto acabe sedimentando en tu ánimo a las 4 horas, a los 15 minutos ya estás rendido a sus pies, pero porque Wiseman es un cineasta de pura raza. No filma un reportaje, filma una película con todas las letras, trabajando la tensión visual entre las distintas secuencias, equilibrándolas en el montaje como más conviene, alternando letras, ciencia, política con distintas duraciones, con distinto ritmo. Trabajando la intencionalidad y el sentido de ese montaje. 

De obligadísima y entusiasta visión, no ya para la cinefilia, no ya para cualquier miembro de los estamentos educativos, sino para toda la ciudadanía. Y una vez más un aviso tras el estreno aquí de la magnífica "La danse" y la coyuntural decepción que me supuso la revisable "Crazy horse", que es necesario rescatar del desconocimiento que se tiene por aquí de los últimos 50 años de carrera de este titán de cineastas, del que sinceramente no me esperaba tantísimo. Obra maestra.









No hay comentarios:

Publicar un comentario