El hiperactivo y omnipresente Mathieu Amalric está configurando en silencio una carrera como director la mar de estimulante. No parece tratarse de la revelación de un gran autor con un universo propio, o no es lo que parece de momento, a pesar de que en España sólo hemos podido ver con cierta facilidad la excelsa "Tournée". No parece estar dotado de grandes ambiciones, tampoco de una discretísima artesanía, pero sí de un saber hacer que se hace grato, simpática, inmensamente placentero.
"La habitación azul", que tiene en principio que luchar contra el recuerdo de la logradísima "Tournée", no consigue superarla pero sí que nos importe un pimiento las posibles comparaciones. Amalric adapta un policiaco de Simenon utilizando un metraje de 72 minutos (o sea, puedes optar entre ver "Interstellar dos veces o ésta cinco).
Cuenta con enorme rapidez y eficacia, y consigue un clima tan poco innovador como adecuado y turbador. Elegante melodrama criminal, elegante y conciso, creo que el mismísimo André Genovès lo produciría ahora encantado de la vida de resucitar para el cine. Una buena puesta al día de un viejo y querido cine negro francés y en francés.
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